El Proyecto Aristóteles y las claves del equipo perfecto

Por Alberto Barbero @albarbero

Hay muchos modelos de referencia a la hora de enfocar la mejora de la productividad de un equipo de trabajo. Uno de los más clásicos es el modelo de Katzenbach y Smith, que sugiere 6 claves para la creación y mantenimiento de equipos de trabajo. En mi experiencia es un modelo bastante útil.  Puede servir para trabajar con sistema las claves necesarias para un equipo.

Otro modelo muy bien fundamentado es el de Belbin. El planteamiento es bastante diferente pero compatible con el de Katzenbach. En esta línea, el “Modelo de Belbin”identifica 9 claves que precisa un equipo para ser plenamente productivo y nos ayuda a descubrir en cuáles de estos aspectos somos más fuertes cada uno de nosotros.  De este modo, podremos buscar la mejor combinación posible de talentos frente a cada reto que asuma nuestro equipo.

Junto con éstas es fácil encontrar cantidad de referencias, desde tests para identificar hábitos personales con los que mejorar nuestras contribuciones a un equipo hasta prácticamente cualquier desorientación pseudocientífica.

Para no perdernos es necesario apoyarse en estudios que sean suficientemente serios. Quizás uno de los más sólidos de los últimos años sea el “Proyecto Aristóteles”, un proyecto que ha desarrollado recientemente Google buscando las claves del equipo perfecto.

El Proyecto Aristóteles

El proyecto empieza con una revisión exhaustiva de las investigaciones desarrolladas sobre trabajo en equipo en los últimos 50 años. Y por analizar datos de 180 equipos de la empresa. Al final llegan a las mismas conclusiones que esta investigación del MIT a la que se refiere Margaret Heffernan: Lo que distingue a los equipos más avanzados es… la empatía y la conversación fluida. 

No obstante, es una investigación muy interesante y clarificadora que puedes conocer con más detalle aquí abajo:

Proyecto Aristóteles: Cuando Google buscó “el equipo perfecto”

Cuando se habla de prácticas innovadoras y avanzadas en gestión, con frecuencia se pone a Google como ejemplo. Aunque seguramente muchas de esas historias están rodeadas de mitos, son idealizadas e incluso interesadamente interpretadas. Y es poco probable que las pequeñas empresas, que son las más abundantes, se sientan mínimamente identificadas con las experiencias del gigante de de internet.