La avanzada china forma parte de una estrategia global y Latinoamérica no está exenta. El puerto de Chancay, inaugurado a 75 kilómetros de Lima en noviembre del año pasado, no solo se integra al plan estratégico de China para el desarrollo de sus cadenas de suministro mundiales, sino que evidencia la consolidación de la región de América Latina y el Caribe como uno de sus principales mercados.
El multipuerto –de más de 1.000 hectáreas de extensión– está conectado con el centro de Perú a través de una carretera hacia Oyón y Ambo, en los Andes peruanos. Su actividad coloca al país en un centro estratégico y logístico en el corredor marítimo Asia-Pacífico, que redefinirá los lazos comerciales del Pacífico sudamericano con los mercados de China, Japón, Corea del Sur e Indonesia.
Desde hace una década, China es el primer socio comercial de Perú, tras desbancar de ese lugar a Estados Unidos. El interés del estado oriental, centrado en los minerales, ya había llevado a que ambos países firmaran en 2009 un tratado de libre comercio que fue optimizado apenas se inauguró la obra del puerto. El acuerdo se basa la concesión de elevados créditos que luego el país receptor deberá devolver, situándolo en la cola de receptores de préstamos chinos.
El puerto de Chancay es el primero que la gran naviera estatal china controla en su integridad en el hemisferio Occidental, ya que su presencia en el puerto de Seatle, en Estados Unidos se limita a la explotación de una terminal. Este desembarco significa la apuesta de China de convertir a su máximo aliado comercial de la región en el primer hub logístico para la vertiente pacífica de Latinoamérica.
Reconfigurando el escenario geopolítico entre Oriente y Occidente, se estima que para 2030, el intercambio comercial entre las partes alcanzará los 700 mil millones de dólares, lo que representa unas 50 veces más que a principios de este siglo. Desde que se inauguró el puerto al cierre del mes de enero, se han contabilizado 15.866 contenedores movilizados. Las transacciones también incluyen 112.000 toneladas de carga a granel y más de 2.100 vehículos.
La magnitud de la obra supuso una inversión total de 3.400 millones de dólares, de los cuales poco menos de la mitad se ha destinado solo para la construcción de su primera etapa. Esta consta de cuatro muelles, un complejo administrativo, servicios logísticos y otros, además de un túnel de casi dos kilómetros de largo. Además, la obra fue diseñada para resistir terremotos de 8,5 grados debido a que se encuentra en el Cinturón de Fuego del Pacífico, un área de gran actividad sísmica y volcánica.
La puesta en marcha del puerto de Chancay ha generado efectos multiplicadores en la economía peruana. La reducción de costos logísticos y el menor tiempo de tránsito benefician las exportaciones locales, principalmente de productos agrícolas y pesqueros y otros.
También, se benefician los importadores, que tienen acceso a una mayor variedad de productos con precios más competitivos, sobre todo en el rubro industrial, y especialmente en sector automotriz. No hay que olvidar que más del 45 % de las exportaciones de Perú se dirigen al Asia y el 30 % de sus importaciones provienen de dicho continente. Un impacto adicional se relaciona con el incremento de empleo, hasta ahora traducido en más de 7.500 puestos directos e indirectos.
¿Qué motivó el interés de China en la zona?
- Los puertos pueden clasificarse en dos tipos: puertos bases y puertos alimentadores. Un puerto base, como lo es Chancay, sirve para el transporte de larga distancia, es decir, conecta directamente con otros puertos base en distintas partes del globo. Su ubicación estratégica y la profundidad de su costa lo convierten en un punto clave para complementar la red de puertos global de China, permitiendo una reducción significativa de tiempos de transporte y disminuyendo los costos operativos al poder recibir buques de gran calado (un tipo de barco capaz de transportar hasta 24.000 contenedores).
- El puerto de Chancay permite desempeñar un papel clave en la expansión de las rutas comerciales globales de China. El 60% del puerto de Chancay es operado por la empresa naviera estatal china Cosco Shipping, que forma parte de la Ocean Alliance, una de las mayores alianzas comerciales del mundo alineada con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI).
- Se trata de una puerta de entrada al Pacífico sudamericano, lo que facilita la conexión directa entre Asia y los mercados de América Latina, consolidando a China como el principal socio comercial de la región. Además esto reduce la necesidad de utilizar puntos de conexión en Estados Unidos, lo que agiliza el tránsito hacia destinos clave como Shanghái y mejora la competitividad comercial de países como Brasil, cuyos principales intercambios comerciales son con los chinos.
- Por su perfil de smart port o puerto automatizado, incorpora tecnologías avanzadas como vehículos eléctricos no tripulados para mover los contenedores, grúas automatizadas, un sistema de radiofrecuencia para el control de la mercancía, reconocimiento facial para la seguridad y protocolos 5G para sus redes de comunicación, lo que le otorga una ventaja competitiva significativa frente a otros puertos de la región y un aumento estimado del 50 % en productividad.
La avanzada china en Latinoamérica se enmarca en la Belt and Road Initiative (BRI), un programa de infraestructura ideado para impulsar el comercio y la conectividad entre Asia, Europa y África, así como con mercados emergentes. Esta iniciativa pretende emular la red de intercambios que China organizó desde el siglo I A.C en base al comercio de la seda, impulsando vínculos estratégicos globales a través de dos principales componentes: una ruta terrestre conocida como Cinturón Económico de la Ruta de la Seda, y una ruta marítima denominada Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI.
Desde su puesta en marcha en 2013, este megaproyecto incluye un plan estratégico a largo plazo de ramificaciones geopolíticas y económicas. Los esfuerzos se traducen en una serie de inversiones en infraestructura y desarrollo económico que han transformado regiones enteras: hasta junio del año pasado, China firmó más de 200 acuerdos de cooperación con 150 países y 30 organizaciones internacionales en los cinco continentes, superando un gasto total de 1 billón de dólares.
Ver: La influencia de China y la Belt and Road Initiative en regiones emergentes
Fuentes: Universidad de Navarra / Universidad de Piura / Universidad Católica del Perú