El rascacielos, microrrelato de ángel silvelo

Por Asilgab @asilgab

 

Soñar para mentirse. Soñar que se había convertido en un enorme rascacielos en el puerto de Málaga. Tan grande como él. ¡Pero tan distinto! Soñar y desear. Un soñar y un desear en los que existía la posibilidad de llegar a ser otro. Como él, que antes formaba parte del paisaje desde que sus creadores le concibieron como un elemento más de la naturaleza, y ahora era un dinosaurio-holograma que no dejaba huellas cuando se desplazaba. Sin embargo, al despertar, el rascacielos no estaba allí y sus huellas habían desaparecido. El arte de la fuga, se dijo, mientras miraba hacia el puerto y su Farola. Una imagen donde la cultura del paisaje era un deseo. Un deseo hecho de poesía e ilusión. Ilusión del que no se rinde. Poesía del que reclama la mirada del otro para ser completo. Como él, que nunca quiso dejar de ser aquello que era.

Ángel Silvelo Gabriel