El cadí acepta el resultado, los hermanos Medina cumplen con su parte, pagan las treinta monedas y llevan consigo al prisionero, que llega a puerto cristiano el 31 de mayo de 1539.
Así quedó escrito en los documentos de don José Benito Medina, hijo de uno de aquellos hermanos libertadores, notario de Valencia y enterrado en la parroquia de San Esteban de Valencia, en una de cuyas capillas descansa el llamado, aunque muy desconocido, Cristo del Rescate.