La uva, como todas las frutas, es un alimento cuyo consumo es recomendable porque es rica en nutrientes esenciales para el cuerpo, como vitaminas (ácido fólico y vitamina B6), fibras y minerales -potasio, magnesio y calcio, principalmente-, además de azúcares, y sustancias beneficiosas como flavonoides, taninos y antocianos. Sin embargo, lo que ha suscitado gran interés por parte de la comunidad científica y del público en general de este pequeño fruto, sobre todo en los últimos años, es un compuesto natural presente en la uva: el resveratrol.
Cada vez son más numerosas las investigaciones centradas en hallar los compuestos de los alimentos y sus propiedades beneficiosas para la salud, pero en muchas ocasiones, las conclusiones de los distintos estudios son contradictorias, no concluyentes o no pueden trasladarse a los humanos o a una recomendación general. Es el caso del resveratrol, que en ocasiones aparece como un gran elixir, por ejemplo, contra el envejecimiento, y en otras, se le tacha de fraude.
Qué es el resveratrol
Pero luego, distintas revisiones pusieron sobre la mesa puntualizaciones acerca de ese análisis, como que las personas francesas que consumen de manera moderada vino tienen hábitos más saludables, con los consiguientes beneficios para la salud. A partir de entonces, se han sucedido numerosas investigaciones sobre el vino, destacando sus posibles beneficios cardiovasculares, y llevando a descubrir el ahora famoso resveratrol y algunas de sus propiedades, beneficiosas o no.
El resveratrol es un compuesto natural que se produce normalmente como respuesta inmunitaria en las plantas tras una agresión o infección, que se acumula en la piel y en mayor proporción en la semilla de la uva roja, pasando por tanto al vino. Además de ser un compuesto presente en las uvas, también lo contienen las frambuesas, el chocolate negro, las moras, las bayas, los cacahuetes, las nueces, las avellanas y las almendras.
Posibles propiedades del resveratrol
Entre los primeros hallazgos, cabe destacar el realizado por expertos de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, que revelaron en un artículo publicado en la revista ‘Nature’ un papel clave de este compuesto en la activación de un conocido gen de la longevidad. Estos científicos vieron que el resvetrarol encendía las sirtuinas -una clase de enzimas- para alargar la vida de la mosca de la fruta en la que se probó, de ahí que empezara a considerarse como un potencial compuesto antienvejecimiento.
Y luego se fueron apuntando otras posibles propiedades que podría aportar el resveratrol, según distintos análisis:
Esquivar el cáncer: un estudio de la Universidad de Leicester, en Reino Unido, presentado en 2012 halló evidencia de que el resveratrol puede ayudar a prevenir el cáncer. En concreto, los investigadores determinaron que en modelos de laboratorio una cantidad diaria de este compuesto equivalente a dos vasos de vino puede reducir a la mitad la tasa de tumores del intestino. Ahora, habrá que ver si y cómo funciona esto en los seres humanos.
Contra el Alzheimer: expertos de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, publicaron un trabajo en 2013 en ‘Journal of Biological Chemistry’ que concluía que productos químicos naturales como el resveratrol podrían ser beneficiosos para el Alzheimer, al interrumpir un paso clave en el desarrollo de esta patología neurológica, como vieron en experimentos de laboratorio en fase inicial. Además, un ensayo clínico en Estados Unidos hecho público en 2015 que probó el suministro de dosis elevadas de resveratrol a largo plazo en personas con Alzheimer entre leve y moderada reveló la estabilización de un biomarcador de la patología que suele caer cuando avanza la enfermedad. Se detectó en pacientes a los que se administró la forma purificada de este compuesto.
Estimular el sistema inmune: un análisis publicado por científicos estadounidenses en 2013 en la revista ‘Molecular Nutrition and Food Research’ detectó que el resveratrol y el pterostilbeno, presente en los arándanos, estimulan el sistema inmune innato de los seres humanos.
A nivel muscular: investigadores del ‘Virginia Tech Carilion Research Institute’, en Estados Unidos, informaron en un artículo publicado el pasado marzo en ‘The Journals of Gerontology’ sobre la posibilidad de que el resveratrol preserve las fibras musculares a medida que envejecemos y ayude a proteger las conexiones entre las neuronas llamadas sinapsis de los efectos negativos del envejecimiento. El hallazgo fue fruto de un estudio en ratones, por lo que los autores aclararon que las personas no obtendrían los masivos beneficios detectados sólo por beber vino tinto, puesto que las cantidades de resveratrol presentes en el vino son pequeñas.
Para las arterias: el pasado mayo, investigadores de la Universidad de Boston, en Massachusetts, Estados Unidos, explicaron que han detectado que este compuesto natural presente en el vino tinto, los cacahuetes, las bayas y la piel de las uvas rojas, entre otros alimentos, podría reducir la rigidez de las arterias en algunas personas con diabetes tipo 2, posiblemente al actuar sobre la rigidez aórtica.
Poca evidencia sobre los beneficios del resveratrol
En todo caso, el resveratrol no es, ni mucho menos, una posible solución a todos los males. De hecho, un estudio publicado en la revista ‘JAMA Internal Medicine’ en 2014 detectó un efecto totalmente neutro de su ingesta: las personas que consumen una dieta rica en resveratrol no viven más tiempo y tienen las mismas probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares o cáncer que quienes ingieren mediante la comida o la bebida pequeñas cantidades de este antioxidante.
Por otro lado, la Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales de Estados Unidos considera que la evidencia existente es insuficiente para determinar que el resveratrol sea eficaz para trastornos como el acné, la diabetes, el colesterol alto, prevenir el cáncer, contra el endurecimiento de las arterias y los síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Así que, de momento, no cabe ponerse a beber vino o a consumir de manera exagerada cualquier alimento que contenga este compuesto pensando en sus posibles efectos positivos para la salud. Todavía hay un largo recorrido por hacer, como confirmar los hallazgos de los estudios con nuevas investigaciones, determinar si se producen también en los seres humanos o afinar la cantidad del antioxidante que debe ingerirse para que se pueda obtener algunos de sus posibles beneficios o de qué manera hacerlo.