Desde nuestra anterior visita, el local ha cambiado completamente. Antaño, era un bar de pueblo donde el comedor era una sorpresa que desentonaba completamente con el ambiente de la entrada. Ahora, ha sido completamente reformado y se accede directamente al restaurante, donde se mantiene la piedra vista en gran parte de la pared (con su Santina en una de las paredes) y mesas con buena vajilla, cuidada cristalería y manteles largos han conquistado el local.
Nos pareció acertado el cambio pero también nos extrañó un poco la recepción, ya que a pesar de tener un amplio recibidor, nos tocó esperar más tiempo del debido a que salieran a atendernos.
La carta sigue siendo similar, donde destacan como platos principales los clásicos: fabada asturiana, arroz con pitu caleya y callos. Como la última vez ya habíamos comido de carta, optamos en esta ocasión por el menú. Bastante más caro ahora (75€ contra 29€) aunque antes eran cinco platos y ahora son 10, dos de ellos, postres:
- Sopa fría de manzana y hierbas aromáticas: una especie de gelatina, muy fresca.
- Ostra, pasión, naranja, calabaza y azafrán. Homenaje a Manolo de la Osa, Chef de las Rejas, restaurante Conquense donde pasó como aprendiz.
- Aguacate, berberechos, mostaza, algas y jugo yodado de tomate: Para nosotros fue EL PLATO. Una mezcla de sabores sorprendente de las que pasan a la historia y por la que únicamente por ella, merece la pena la escapada. FABULOSO.
- Cigala del Cantábrico a la sal: En su punto, exquisita
- Foie gras macerado en remolacha, cerezas, anguila y ajo negro: Curiosa gama cromática pero con rico sabor. A mí me lo cambiaron por un torto, que como suele pasar con este plato, no falló.
- La ternera del cocido: una sopita coqueta, con intensísimo sabor
- Pescado del día: En su punto y fresquísimo.
- Chuleta de cordero asturiano con emulsión de hierbas yodadas: yo que no soy muy fan del cordero, me lo comí sin problema, ya que estaba muy suavecito
- Sidra, mango y maracuyá: Refrescante, para bajar y suavizar la comida
- Esponjoso de chocolate y café: Estupenda textura y buena combinación de sabores
Terminamos con unos petit fours originales que remataron una exquisita comida.
A modo de resumen, destacamos la calidad del producto y por supuesto, su preparación. Como aspecto mejorable, el servicio. Es un poco corto e inexperto y hace que en ocasiones haya tiempos muertos entre plato y plato, falta de bebida y falta de explicación de los platos.
Finalmente, menú para 2 con una botella de cava Recaredo salimos por 186 €