La nevada de hace unas semanas en Barcelona, me ha hecho recordar nuestra escapada de hace un par de meses al Pla de Beret – Santuario de Montgarri.
Era el primer fin de semana de la temporada de esquí, el primero que abrían las pistas y nuestro primer contacto con la nieve, fue subiendo desde Esterri d’Aneu al Port de la Bonaigua.
Habíamos estado por esa zona hacia un mes, pero si sin nieve ya es espectacular, con más de un metro de nieve en los bordes de la carretera, no hay color. Así que hicimos algunas paradas para inmortalizar ese increíble paisaje.
Nuestra idea era subir a Pla de Beret para dejar el coche en las pistas de esquí de Baqueira y de ahí, hacer un trekking de unos 12km (ida y vuelta), para visitar el mítico pueblo abandonado de Montgarri, en pleno corazón de las montañas aranesas.
Una vez ahí, nos dimos cuenta de lo complicado que era encontrar el camino correcto cuando por más vueltas que das, todo lo que ves son inmensas praderas cubiertas por un manto de nieve. Pero ahí, en una esquinita encontramos un mapa que más o menos, nos dio una pista por dónde empezar nuestra ruta.
Por desgracia olvidé guardar las baterías de la cámara en el bolsillo y con el frío se murieron cuando solo hacía unos 10 minutos que andábamos. Así que me tuve que conformar con hacer fotos con el Smartphone, aunque con la réflex a cuestas
Nos dedicamos a seguir el camino que discurre paralelo al río Noguera Pallaresa y por el que por suerte había pasado más de una moto nieve. Nos esperaban unos 6km con unos 250m desnivel de bajada, así que realmente es un paseíto agradable disfrutando del paisaje y parando a jugar con la nieve.
Llevábamos un rato andando cuando empezamos a vislumbrar el campanario del santuario y aunque parecía que ya estábamos ahí mismo, tras dejar el camino principal, nos encontramos con la dificultad de que esa zona no había sido transitada por motos y cada paso que dábamos nos hundíamos de nieve hasta las rodillas. Así digamos que ese último tramo fue matador.
Montgarri es uno de los pueblos más fríos del Pirineo. Actualmente apenas quedan algunas antiguas casas llamadas bordas y el santuario construido en 1117 junto al río Noguera Pallaresa, que el pobre andaba congelado.
Los habitantes abandonaron el pueblo durante los años 60 debido a las duras condiciones de vida y las fuertes nevadas de invierno. En 2009 apenas tenía 9 personas censadas y actualmente, es un bonito refugio de montaña.
Tras descansar del trote, sacar a Wall-E a jugar y ver que el refugio estaba cerrado, reemprendimos el regreso, pues el sol empezaba a caer y nos esperaban otros 6km de vuelta, y ahora de subida.
Llegamos al coche justo cuando el sol empezaba a ponerse, las pistas ya habían cerrado y el termómetro del coche marcaba -10º… Es lo que tiene el invierno, que a las 17:30h ya es casi plena noche.
Un día intenso con un paisaje espectacular y del que disfrutamos de la nieve como verdaderos niños. Ahora, solo nos queda repetir la ruta en verano para disfrutar del verde paisaje y de los rebaños de vacas pastando
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