El sentimiento estético

Por Peterpank @castguer
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Puesto porJCP on Aug 16, 2012 in Arte

En virtud de un sentimiento estético anclado en todas las pasiones primarias, el arte de lo bonito nos hace espectadores complacientes de nuestras inclinaciones comunes; el arte de la belleza, de nuestras ambiciones individuales; el arte de lo sublime, de nuestros temores naturales; y el arte de lo informe, de nuestros horrores sociales.

El gran arte no expresa las pasiones al desnudo, en su momento victorioso. Eso sería cínica impudicia, que en nada complacería a nuestras debilidades ni satisfaría la necesidad de alimentar nuestra propia estima. Lo que expresa el arte es el movimiento contrario del alma. O sea, la paz interior que consigue la doma de las potencias peligrosas, la reconciliación del individuo con el mundo, que las reglas del arte permiten contemplar mediante la representación de alguna pasión vencida, mitigada o distraída de su objeto. La música embelesa amansando las fieras de los instintos.

A pesar de su anclaje en los instintos pasionales y, por tanto, de su extensión universal a todos los humanos, el sentimiento estético es la peor conocida de las emociones y la más susceptible de ser personalizada. Se cree que ese sentimiento es independiente de las pasiones egoístas y una mera cuestión de gusto o de sensibilidad personal.

La vigencia de esta opinión demuestra el fracaso de la reflexión objetiva sobre la estética. La causa de esta frustración parece estar en la visión del arte como proceso cautivador del artista y del espectador en las pasiones que los dominan, y no como método liberador de las pasiones que remedia o vence con la disciplina de cada oficio artístico.

El arte de la danza apacigua, con ritmos cambiantes, el deseo corporal. El arte del boxeo y el de la esgrima, la cólera. El arte ecuestre, el miedo a la potencia animal. El arte del toreo, el temor a la muerte. El arte de lo bonito libera de la pasión por la barata economía de lo grosero. El arte de la belleza, de las pasiones sociales que dependen de la opinión. El arte de lo sublime, de las pasiones instintivas. El arte de la modernidad, de la pasión de entender las cosas del mundo.

En todas las artes hay algo pasional que se supera o disimula. El arte de lo informe y la abstracción sublima el odio de la idiotez a la inteligencia y de la fantasía a la imaginación.

Lo admirable del arte no es que pueda complacer con mayor intensidad a los espíritus puros, liberados de pasiones atroces. Salvo en el sentimiento místico, la pureza no es el mejor estado para buscar y encontrar lo bello en el arte.

No se puede crear belleza, ni reconocerla y admirarla, sin estar plenamente inmersos en vidas de vanidades miserables, de sufrimientos o desgracias, de ambiciones insatisfechas, de adversidades y peligros, de ignorancia y pobreza. En suma, de ineducación y vulgaridad.

El arte se debilita a la vez que las pasiones vitales. Pues su finalidad no es expresar toda clase de sentimientos, sino únicamente las emociones salvadas de los abismos de crueldad o rudeza donde se precipitaban. El sentimiento estético consiste en la capacidad de las pasiones primitivas para reconocerse salvadas en la contemplación transitoria de la belleza artística. El arte evade porque suministra esa autocomplacencia efímera.

El sentimiento estético no es un «a priori» de la sensibilidad, independiente de las pasiones instintivas y de la experiencia, como pensó Kant. No hay la menor paradoja en que los nazi se emocionaran con la música de Wagner y la mafia siciliana con el «bel canto». Antes al contrario. Cuanto mayor sea la tensión emocional que la crueldad imprima a las ambiciones de poder y dinero, mayor será el placer de la contemplación de obras de arte donde su belleza exprese la domesticación de esos instintos primitivos. Es la clave de la profunda ironía de Woody Allen: «cuando oigo a Wagner me dan ganas de invadir Polonia».

AGT