El silencio es oro: Homenaje en clave de humor

Por Androsmalv

                    "Y también se descubrió, por contraste, el dramatismo del silencio...."*


Rene Clair, fue uno de los directores más importantes y representativos del cine francés, tanto en las vanguardias como en la comedia;  la calidad de sus obras, innovaciones en el lenguaje cinematográfico y manejo técnico de éstas, hicieron de su nombre, uno fundamental en la transición del cine silente al sonoro, del éxodo forzoso hacia Hollywood y de la misma Academia francesa de cine.  Este escritor, crítico, periodista y cineasta, que escribió canciones para cantantes populares de la época, que actúo en el periodo silente, y que hizo parte de la intelectualidad europea, por sus textos, pensamientos y películas, que hablaban de la sociedad y complejidades de tales épocas, pero todas bajo la influencia del humor con cierto aire esperanzador.  

Con películas como Entreacto o Bajo los techos de París, este director parisino, criado en Les Halles - uno de los mercados icónicos de la Ciudad Luz- le fue dando una identidad, un diálogo cinematográfico, no sólo al cine de su país sino de la Europa de entreguerras. El silencio es oro, película que está en el intermedio de su carrera, además de ser un sentido homenaje a los inicios del cine, es una historia de amor, fiel a los preceptos de este director, donde los enredos, los barrios populares y la amistad son puntos que convergen en sus narrativas.
Con guión del propio Clair, donde nos cuenta una historia de amor y amistad, que tiene como fondo a la Ciudad Luz, la primera década del siglo XX y un sentido homenaje al cine silente, principalmente a esos cortometrajes que fueron esenciales en esa década, realizados por personajes como Emile (Maurice Chevalier), un director/productor de unos cincuenta años, que se enamora de una joven actriz Madeline (Marecelle Derrien), hija de un amigo, y del gran amor de su juventud; sin embargo, el amor de la chica corresponderá al joven Jacques (Francois Perier) el tímido y enamoradizo ayudante del director, que aprovechará las lecciones de Emile, tanto para madurar como para encontrar al amor de su vida.

En clave de humor, con algunos tintes dramáticos Clair, crea esta obra de enredos, cinefilia, de opuestos y cambios, como se estaba dando en esa naciente industria cinematográfica; el director francés no sólo hace un homenaje, sino que aporta sus propias conclusiones, sus ideales sobre tales cambios, y lo que él mismo vivió en esa época. La película, es una obra intermedia en su carrera, no sólo por estar realizada a mitad de su vida, además de ser un transito entre su periodo de Hollywood  y su regreso a Francia, sino porque es una película que intercede entre sus propias virtudes y las limitaciones que ya se notaban en su lenguaje cinematográfico.

Aún así, con cierta nostalgia y con la capacidad del director francés, de encontrar en lo musical, los personajes solitarios y el humor del espectáculo, se construye un guión que funciona tanto en su estructura, como en la propia habilidad de homenajear al París que había dejado atrás este director, al cine que había dejado atrás las mismas técnicas y a las historias románticas que que iban cobrando otro sentido.


  
El trabajo fotográfico de Armand Thirard, no sólo estuvo presente en casi un centenar de películas francesas, sino que fue un cinematógrafo de gran relevancia en los años treinta y cuarenta del siglo pasado, su fotografía adaptable tanto a la comedia  como a diversos géneros, no sólo destacó por su sobriedad sino por la ambientación que generaba a través del manejo de la luz, como lo hace en esta película, de planos bien construidos, sobrios y de una naturalismo propio de la esencia del largometraje, sin dejar de lado esas postales de París, en planos cerrados o mucho más panorámicos de esa Torre Eiffel con las luces de una ciudad recién iluminada.

Como sucedió desde su primera película sonora, Clair no sólo encontró en la música una gran herramienta narrativa, sino en el contrapunto, un escenario tan fuerte e importante como la misma imagen, y que en cierto modo, le daba ese carácter tan ritmico a sus obras; igualmente los diálogos de Chevalier, del inocente y un poco torpe Jacques, de la dulce aunque avezada Derrien, se complementan con las composiciones musicales  de Georges Van Parys y de Clair, quien escribió las letras de las canciones.

Vale la pena destacar el diseño de producción, el vestuario, ambientación, que además  de loable, es de una sobriedad y elegancia, que marca la calidad de la obra, elemento que siempre tuvo preponderancia  en las películas  del francés, que en este caso,  no sólo se limitan al mundo diegético de Emile, sino a las inocentes y primigenias ambientaciones del cine silente.



Obviamente no podemos dejar de lado el papel que interpreta Maurice Chevalier, una leyenda del cine francés, que muchas veces encarnó al dandi algo frívolo pero de origen humilde y buenos sentimientos, como vemos en esta película, Chevalier, quien es el que se lleva todo el peso humorístico y dramático, es igualmente, aunque de forma indirecta un alterego del propio Clair, quien termina reflejando sus inquietudes  y nostalgia a través de este director de cortometrajes.

Una de las películas más conocidas del director francés, que sigue sorprendiendo por la lucidez de su guión, que igualmente peca en cierto modo, por la inocencia de sus personajes, y que en definitiva muestra la gran maestría del francés, tanto en lo sonoro, en el dinamismo de la imagen y en ese aire nostálgico que imprime no sólo al París de esa década, sino de los mismos personajes y homenaje al cine, en su técnica, en su poética y en ese oficio, que en muchos sentidos se parece al amor que se va construyendo en las figuras de Madeline y Jacques. Una verdadera obra de calidad, que tal vez, sin ser tan relevante como Bajo los techos de París, si tiene un  verdadero hálito a ensayo, a diálogo sobre la esencia del cine silente, y lo que se perdió con el sonido, como lo deja establecido el título de la película.


Zoom in:  Primera película que rodó de nuevo en Francia, tras su exilio forzoso.

Montaje Paralelo: Cine silente 




*http://www.march.es/conferencias/detalle.aspx?p5=2859