Es una condición mental en la que el afectado reúne animales domésticos de manera obsesiva, como si fuera una
colección. Pero, al tratarse de seres vivos, estos también resultan afectados.
Estos acaban en peores condiciones que las que tenían en la calle, ya que el
supuesto cuidador no les ofrece las atenciones mínimas que necesitan: ni comida,
ni agua, ni condiciones higiénicas. La sobreabundancia de habitantes en la casa produce una falta de limpieza
y de espacio acuciantes. Los problemas de salud son frecuentes,
porque el supuesto cuidador no acude al veterinario ni sigue los programas de vacunas.
El síndrome se da en
individuos que se sienten solos, habitualmente personas mayores sin
familia ni amigos. A veces se debe a una manifestación sintomática de problemas
psicóticos o de un trastorno obsesivo-compulsivo, y en ciertas ocasiones
forma parte de un cuadro depresivo. Es un
fenómeno relativamente frecuente que muchas veces no se nota hasta que un
vecino se queja del mal olor o molestias que causan los animales en cautiverio.