Gran artículo sobre el síndrome de PeterPan a cargo de la psicóloga Alicia López de Fez (más información sobre Alicia abajo del mismo), disfrutémoslo:
Miedo al compromiso, a la soledad, inseguridad, irresponsabilidad… son síntomas del conocido como Síndrome de Peter Pan. Como seguramente habrás imaginado, el Síndrome de Peter Pan debe su nombre al famoso personaje literario escrito por James Matews Barrie.
Sin embargo, no fue hasta 1966 cuando Dan Kiley utilizó el nombre de Peter Pan para denominar al trastorno psicológico que experimentaban aquellas personas adultas que manifestaban un comportamiento infantil.
¿Qué es el Síndrome de Peter Pan?
El Síndrome de Peter Pan hace referencia a aquellos adultos que siguen comportándose como niños o adolescentes y que rechazan asumir la responsabilidad de sus actos.
En muchos casos, tiene su origen en carencias afectivas durante la infancia. Al crecer, estas personas siguen sintiéndose desprotegidas e incomprendidas lo que les crea una enorme necesidad de sentirse mimadas, cuidadas y deseadas, como si continuaran siendo niños. Sin embargo, esto no quiere decir que todos los hombres con carencias afectivas e inseguridades desarrollen el síndrome de Peter Pan, dado que estas características son comunes a todas las personas que no se han sentido, o no se sienten, queridas. La diferencia estriba en cómo han afrontado sus inseguridades y sus déficits afectivos, especialmente, en la infancia y adolescencia.
¿Cuáles son los síntomas del Síndrome de Peter Pan?
Es fácil reconocer el Síndrome de Peter Pan por sus síntomas. Se trata de adultos que se comportan como niños. Aunque pueden llegar a mostrar seguridad e incluso arrogancia, esto es sólo una coraza. Detrás de esta cortina de humo, las personas con Síndrome de Peter Pan son inseguras y con baja autoestima.
Exteriormente muestran una actitud narcisista e incluso egocéntrica: se centran en recibir y pedir, pero nunca en dar o hacer, despreocupándose completamente por las personas de su entorno.
Además, tienen un miedo atroz a la soledad. Necesitan una persona para evitar este sentimiento y, al mismo tiempo, aborrecen el compromiso por considerarlo un obstáculo a sus aspiraciones. Toda una paradoja.
Por otro lado, exigen que sus deseos sean atendidos de inmediato ya que consideran que las personas de su entorno viven por y para satisfacer sus peticiones.
Y, por último, estas personas presentan una muy baja tolerancia a la frustración. Se quejan constantemente de su situación a la que siempre buscan un culpable externo, pero rara vez se molestan en hacer algo para solucionarla y mucho menos por admitir la parte de responsabilidad que les corresponde.
Cómo superar el Síndrome de Peter Pan.
Superar este síndrome requiere tiempo y, por supuesto, reconocer que existe un problema de madurez. Como ya hemos comentado al principio del artículo, detrás de cada Peter Pan suelen esconderse carencias afectivas. Identificar la raíz del problema en cada caso es imprescindible para avanzar.
Y comienza el trabajo duro, la persona tiene que aprender a manejar situaciones de frustración sin victimismos. Además debe aprender a preocuparse por las necesidades de las personas de su entorno, no solo por las propias.
Para superar el síndrome de Peter Pan hay que ser capaz de asumir compromisos, es decir, de asumir responsabilidades.
Sin embargo, la autosuperación del Síndrome de Peter Pan no siempre es posible. En estos casos la terapia psicológica es la mejor solución. La ayuda profesional de un psicólogo experto permitirá profundizar en el origen del problema dotando a las personas de las herramientas necesarias para tolerar la frustración, para comunicarse y para comprender a las personas de su entorno. Ser Peter Pan es quedarse en la infancia. Ser maduro es avanzar hacia el futuro: crecer para dejar atrás el País de Nunca Jamás.
Sobre la Autora:
Alicia López de Fez es licenciada en Psicología por la Universidad de Sevilla, Máster en Recursos Humanos, Máster en Psicología Clínica, Máster en Sexología Clínica y Especialista en Psicología Infantil y Adolescente. Es miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Valencia y miembro de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud. En la actualidad, colabora habitualmente con diversos medios de comunicación. Tras varias incursiones en el mundo de los Recursos Humanos, en el año 2007 decidió iniciar la aventura de trabajar en su propia consulta de psicología en Valencia.
Desde entonces, tiene la enorme fortuna de dedicarse a su gran pasión y vocación. Los años de experiencia, de estudio y de trabajo serio, constante y profesional, junto con la preciada confianza de las personas que acuden a su consulta, le permiten ampliar y fundar, más tarde, el Centro de Psicología López de Fez.