Una gran cantidad de investigaciones han documentado que las personas que experimentan gratitud son más felices y más saludables. En tres estudios recientes, investigadores de la Universidad de California, Berkeley, estudiaron la manera en que un sueño defectuoso afecta los sentimientos de gratitud.
En el primer estudio, las personas que habían tenido una noche de sueño pobre mostraron menos gratitud después de enumerar cinco cosas en la vida de las que estaban agradecidas que lo que mostraron las personas que habían dormido bien la noche anterior. Los investigadores adaptaron las variables mediante un estudio que mide la calidad del sueño y el número de horas que dormían, entre otras, para evaluar el sueño de la noche anterior.
En el segundo estudio, los participantes registraron la calidad del sueño de la noche y sus sentimientos de gratitud al día siguiente durante dos semanas. Los investigadores encontraron una disminución de la gratitud asociada con la falta de sueño, y los participantes reportaron sentirse más egoístas esos días.
El estudio final observó a parejas heterosexuales y encontró que las personas tienden a sentirse menos agradecidas hacia sus parejas si ellas o sus parejas duermen mal. En consonancia con este hallazgo, las personas dijeron sentirse menos apreciadas por sus compañeros si ellas o sus parejas tendían a dormir mal, lo que sugiere que la falta de gratitud se transmite a la pareja.
Las consecuencias de la falta de sueño no sólo se experimentan individualmente. Por el contrario, influyen en nuestras interacciones con los demás, como nuestra capacidad de ser agradecidos, una emoción social vital.