El tamarindo es un árbol tropical, su nombre proviene del árabe y significa “Dátil de la india”. Debido a su alto contenido en ácido tartárico, es una de las frutas más ácidas que existen.
Aporta grandes cantidades de pectina y glúcidos es ideal para limpiar el intestino y beneficiosa para las personas que sufren estreñimiento.
Su aporte de polifenoles ayuda a proteger las células del hígado, favoreciendo el vaciado de la vesícula biliar, depurando y protegiendo al hígado.
La pulpa de tamarindo está compuesta por un 60% carbohidratos, lo que la convierte en una excelente fuente de energía, además de ser uno de los frutos que concentra más proteína, aproximadamente 2.8 gramos por cada 100 gramos de pulpa.
Es fuente de minerales como el Hierro, fósforo y zinc, hierro, que en conjunto con el aporte de vitaminas A y C, mejoran el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Aporta antioxidantes como los carotenos, vitamina C, flavonoides y ácido tartárico, este último es el responsable de su sabor amargo, además de ser un poderoso antioxidante. Estos son los encargados de proteger al cuerpo contra el cáncer y de los efectos dañinos de los radicales libres.
El tamarindo es rico en potasio, este mineral ayuda a regular la frecuencia cardíaca y presión arterial mediante el control de los efectos del sodio en el cuerpo y gracias a su contenido en fibra y ácidos insaturados previene la aterosclerosis.
La madera del árbol es muy resistente y flexible, por lo que es usada con frecuencia para la fabricación de muebles.
Las infusiones de hojas y flores son muy efectivas para combatir las inflamaciones y dolores en las articulaciones.
Por Plinio Polanco