Ya sabemos que el tiempo es elástico, que se alarga y se encoje según nuestra propia subjetividad. Pues para mí este final de curso está siendo bien extraño en ese sentido. De repente ya estamos a finales de junio. No queda nada para rematar este año, porque ya sabes que los profesores medimos los años de julio a julio…
Hace casi dos meses que nos hemos venido a nuestra casa provisional. ¡Dos meses ya! Han sido cortísimos y a la vez eternos, sobre todo pensando que aún nos quedan otros tantos aquí. Quiero que vuelen y a la vez que vayan lento, porque el verano hay que saborearlo con tiempo.
De momento, estoy empezando a echar de menos todas mis telas, porque, aunque me he traído proyectos de costura ya empezados, mi cabeza bulle con algunas nuevas ideas que tengo que ponerme a pensar cómo poner en práctica.
¡Gracias por estar ahí y por comentar un día más!