Se me antoja incluso como seguro que la situación de crisis actual las recrudecería en cantidad y contenido...
Hace algunos meses la pobre anciana había pedido a Dios el favor de no morirse, al menos no antes de haber visto trabajando a su nieto.
Esta semana le llamaron para ofrecerle un contrato y el mismo día, sea por casualidad o por antojo divino, su abuela empezó a encontrarse mal por cuanto decidió acudir a nuestro centro:
-. Todo va bien Eulogia... La exploración es correcta y no veo en principio nada que pueda preocuparnos.
-. ¡Como me alegra que me tranquilice, Doctor!... ¡Ya empezaba a pensar que el buen Dios había venido a cobrarse la deuda!