La investigación fue realizada por expertos de la Universidad de Australia Occidental que encuestaron a 981 enfermos de cáncer intestinal y 1.021 voluntarios que no padecían esa enfermedad sobre las condiciones de su trabajo y su actividad física.
Los resultados del estudio revelaron que aquellos que llevaban más de diez años en un trabajo sedentario tenían tumores en el intestino distal casi dos veces más a menudo que aquellos que pasaban la mayoría de su jornada laboral moviéndose. Asimismo, el riesgo de contraer cáncer de recto aumentaba un 44% en personas con un trabajo sedentario. Además la investigación demostró que los hombres que pasan el día sentados en la oficina corren un riesgo un 30% mayor de padecer cáncer de próstata que los que llevan un modo de vida más activo.
La mala noticia es que, según los especialistas australianos, el ejercicio físico no cambia esta lúgubre perspectiva. O sea, los que van al gimnasio en su tiempo libre o practican algún deporte no están a salvo.