El trasplante renal de donante vivo aumenta las posibilidades de supervivencia de los pacientes

Por Fat
Los especialistas reunidos en el XL Congreso Nacional de la Sociedad de Trasplantes que se está celebrando en Granada entre el 16 y el 19 de octubre han advertido sobre la necesidad de aumentar el porcentaje de trasplantes de donante vivo en el tratamiento de las enfermedades renales.
En este sentido, el Dr. Pascual, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital del Mar de Barcelona y vocal de Junta Directiva de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), señala que el estado del trasplante de vivo en nuestro país se encuentra en una clara progresión ascendente, debido a que "en los últimos años ha aumentado la necesidad de órganos y los programas de donante vivo en diversos lugares de España. Cada vez son más los hospitales y unidades de trasplante que han retomado programas antiguos, renovándolos, y que han puesto en marcha nuevos programas y técnicas para este tipo de trasplante; incluso, unidades donde nunca se había practicado han empezado a hacerlo con notable calidad".
-Un crecimiento sostenido en los últimos 20 años
Hace unos años, el porcentaje de trasplantes renales efectuados con el órgano de un paciente vivo era prácticamente anecdótico –representaba menos del 1% del total-, debido a que España contaba con un gran programa de donantes de órgano fallecido. Así, nuestro país era líder destacado en este tipo de donación de estos pacientes, que se mostraba como muy exitosa; pero descuidó la práctica del trasplante de donante vivo.
El Dr. Pascual afirma que "mientras en otros países, como los nórdicos y EEUU, el trasplante de donante vivo era esencial para mantener un número adecuado de donantes para trasplantes, en España se pensó, erróneamente, que no era necesario incrementar el número de donantes vivos, pues la cantidad de órganos de personas fallecidas era muy importante. Hoy, se ha demostrado que sí necesitábamos hacerlo, y la sociedad ha respondido en consecuencia".
De cada 100 pacientes en diálisis, sólo alrededor de 25 están en lista de espera para someterse a un trasplante renal; de ellos, la mitad acaba trasplantándose en los primeros dos años, y la otra mitad espera más tiempo. El tiempo de espera medio en España se sitúa entre 2 y 3 años.
En esta situación, el porcentaje de trasplante de órganos procedentes de donantes vivos está en torno al 88% y el de vivos asciende al 12%, es decir, ya se realizan más de 200 trasplantes renales anuales de donante vivo en nuestro país, y esa cifra sigue aumentando geométricamente. "La donación de vivo en España debe superar el 15% en el próximo año, y debemos seguir creciendo porque es una auténtica necesidad. Aunque somos líderes en trasplante de fallecido, hay que mejorar porque sigue habiendo muchos pacientes que no se pueden trasplantar a corto plazo", afirma el Dr. Pascual.
-Novedades en el XL Congreso de Nefrología que se celebra en Granada
Expertos de distintos centros médicos españoles se reúnen estos días en Granada con el objetivo de compartir sus experiencias, presentar actualizaciones en inmunosupresión -tratamientos farmacológicos que previenen el rechazo- y novedades sobre la situación de donantes y receptores.
Según los expertos, era necesario celebrar una reunión de actualización porque, hace tan sólo unos años, en España no se hacían más de 15 o 20 trasplantes al año de donante vivo. El Dr. Pascual ahonda en este sentido: "el Primer Curso de Actualización en Trasplante de Donante Vivo celebrado en el marco del XL Congreso de Nefrología responde a la necesidad de los nefrólogos de actualizarnos en una práctica que hace pocos años, incluso 2 o 3, se realizaba muy escasamente".
-Particularidades del trasplante renal de vivo
El riñón de un paciente vivo tiene, por lo general, una mejor calidad de la que presenta el de paciente fallecido, ya que los donantes vivos pasan por ser una muestra especialmente caracterizada por su buen estado de salud –a largo plazo, 20 ó 25 años después de la donación, la mortalidad de estas personas es incluso inferior a la de la población general-.
En cuanto a las ventajas derivadas del trasplante de vivo, el Dr. Pascual señala que "el riñón está en mucha mejor condición y, para el receptor, la cirugía y el postoperatorio son más favorables que con un donante fallecido. Sobre todo, está en mejores condiciones en el corto plazo. Es excepcional el riñón que tarda días en funcionar cuando el órgano es de un donante vivo; en cambio, cuando es un riñón de un donante fallecido, el 40% no funciona al principio, y hay que esperar una serie de días para que ese riñón empiece a desarrollar su labor. Esto no condiciona la supervivencia a largo plazo, pero sí dificulta el manejo y hace que la morbilidad en el receptor a veces sea algo mayor".
En cuanto al seguimiento de los receptores, durante toda la primera etapa, que abarca el primer mes tras la operación, en la donación de vivo es mucho más favorable y presenta menos complicaciones, aunque éste, en sí, es similar; se trata un seguimiento muy estrecho, que tiene como fin prevenir el rechazo y las complicaciones inmediatas.