Ella irradia amor y alegría a partes iguales, y es exactamente lo que transmiten sus flores. Me enamoré de su proyecto cuando aún era solo una idea. Ahora entiendo a las personas querelacionan el alumbramiento de su negocio con el de un hijo. Me contaba cada detalle de su sueño con tanta pasión que aprendí a amar a Petit Bouquet durante su gestación, por su puesto el día del nacimiento y cuando dio cada uno de sus primeros pasos. Seguro que much@s de ustedes ya habrán visto fotos de sus ramos en mis redes, pero ahora que el proyecto ya es una realidad, tenía unas ganas enormes de compartirlo en el blog.
Su amor por la naturaleza le viene desde siempre, gracias a sus paseos de infancia con su padre, gran amante de la flora y fauna de las islas, pero no fue hasta hace unos años cuando descubrió su gran vocación. Un día, en un curso de cerámica, aparecieron los arreglos florales y desde entonces su pasión por este arte no ha hecho más que crecer. Cada uno de los bouquet de esta artista floral son puro amor. Desde que los descubrí no paro de regalarlos y autoregalármelos. Tienen un don. Cada vez que los entregas, se dibuja automáticamente una sonrisa en el destinatario. Sus ramos siempre sorprenden y siempre son un acierto. Así que, pongamos más flores y alegría en nuestras vidas.
Gracias, Ariadna, por hacernos el mundo más bonito.
Fotos: Sara Yun Imagen corporativa y web: Priscilla Valencia