Sin embargo, la mayoría de mortales estamos asustados con nuestros primeros contactos con el paciente. Generalmente te lo plantan en las narices, el adjunto o R mayor se sienta e insisten en que se te quite el miedo atendiéndolo tú.
Primero: Aprender a manejar el programa informático.
Os parecerá una tontería, pero si hacéis la mejor historia clínica del mundo y cuando llegue el adjunto/R mayor se la presentáis en papel con vuestra caligrafía, seréis susceptibles de recibir alguna lindeza. Y con razón.
No se puede empezar la casa por el tejado, y menos aún se puede empezar sin tener las herramientas o sin saber utilizarlas. Los programas informáticos incluyen aplicaciones para radiología, para laboratorio e incluso ayudas al profesional en caso de hallarse atascado. Un libro de exploraciones resulta básico durante los primeros tramos de trato con el paciente. Si sabéis manejaros con el programa y las exploraciones tenéis media batalla ganada. Centrad vuestros esfuerzos durante el primer mes en haceros con él, y no os cortéis en investigar.
Segundo: La tríada hipocrática.
¿Qué le pasa? ¿Desde cuándo? ¿A qué lo atribuye? Es fácil olvidarse de estas tres preguntas tan básicas durante las primeras guardias, o en cualquiera que sea especialmente mala. Durante la residencia recibiréis varios cursos de entrevista clínica, pero con usar la tríada adecuadamente podemos empezar fácilmente a conducir la anamnesis. Sentaremos al paciente y lo invitaremos a contarnos por qué viene a consulta, a que nos explique ese código que le han aplicado en triaje. Cuánto tiempo lleva con los síntomas, su localización, su tipo, y cualquier dato que nos pueda ayudar a orientar su patología. Y por supuesto la propia atribución del paciente; puede ser que tenga problemas en la vesícula, que haya tenido una mala dieta y no logre hacer "aguas mayores" desde hace 3 días. Aquí podemos incluir a los familiares, que pueden ayudarte a orientar el diagnóstico si le encuentran cambios en sus hábitos diarios, aunque en el momento de la exploración esté estupendamente.
Tercero: Alergias y constantes.
No puede faltar, y es un error que muchos hemos tenido al empezar. Las alergias debes preguntarlas siempre, y algunos pacientes parecen reticentes a decírtelo aunque tu primera elección en base a su patología/sintomatología fuera precisamente la que lo puede matar. Y qué menos que tomarle la temperatura y la tensión arterial. Si quieres hasta puedes entretenerte con la saturación a un cólico nefrítico, ¿por qué no? Siempre que cumplamos con los objetivos básicos puedes extenderte lo que te dé la gana.
Cuarto: Estos son las urgencias.
¿Se te había olvidado? Céntrate en el motivo de consulta actual, no en que su tía abuela segunda Gertrudis murió del azúcar cuando tenía 8 años. Si empezamos a rascar podemos averiguarle lo que tú quieras, pero nuestro primer objetivo en Urgencias es saber si se nos va a morir conforme entre por la puerta, si requiere ingreso o si su patología puede ser vista por consultas externas. En estos casos nos sirve mucho pensar en el motivo que lo puede haber traído a Urgencias, sea un P10 de un médico rural con pocos medios, llámese servicio de Urgencias de hospital metropolitano de referencia, el matrimonio anciano y sin hijos que se pasan todos los Viernes por la tarde porque viven a dos calles o el nombre/apellidos que se te ocurra.
Sólo la experiencia te permite adquirir esas tablas necesarias para lidiar en dichas circunstancias. Debemos tener seguridad en nosotros mismos, y transmitírsela al paciente. El resto es siempre lo mismo: anamnesis, exploración por aparatos, solicitud de pruebas complementarias, medicación necesaria para mantener al paciente mientras llegan las pruebas, evaluación de pruebas, resolución del episodio, red de seguridad y mantenimiento. Tranquilos, que en cuanto llevéis un tiempo en el tajo estaréis hartos de esta rutina.
Y poco más a añadir en la entrada. Si queréis en Internet hay multitud de recursos disponibles, como este documento que encontré por casualidad; Historia clínica en Urgencias.
Mi consejo: todos tenemos amigos en cursos superiores. Si aún no has empezado a ejercer la residencia pásate alguna tarde (sí, es cuando más gente hay) cuando estén de guardia y estad atentos a lo que hacen y a cómo lo hacen. Es la mejor manera de aprender.
Como siempre, estas entradas no sustituyen a la bibliografía, tan sólo pretendo daros las pautas básicas para que penséis en esas cosillas. Tranquilos, que ya veréis cómo tenéis los conocimientos. Sólo hay que saber ordenarlos y cuándo sacarlos. Si notáis algún dato fuera de lugar o requerís alguna aclaración (o cualquier cosa) dejadlo en comentarios.
¡Y mucha suerte para quienes estáis con el MIR! Ánimo ;)