El uso de edulcorantes en los niños
Existen muchos interrogantes acerca de los edulcorantes, si son cancerígenos, si conviene no abusar de ellos, los daños que pueden provocar, etc.
Mientras los productos naturales como la miel y el azúcar continúan siendo los edulcorantes nutritivos por excelencia, ya que la suministrar hidratos de carbono de digestión y absorción rápida aportan gran capacidad energética al organismo, cada día es mayor su reemplazo por parte de los edulcorantes artificiales, especialmente en la industria alimentaria en la elaboración de los productos denominados light o bajas calorías.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, la química alimentaria se preocupó por desarrollar sustancias edulcorantes que pudieran dar a los alimentos, bebidas, gaseosas, etc., el dulzor propio del azúcar sin causar los efectos indeseados de aumento de peso o la mala apariencia que provocan las caries, además de resolver algunos problemas relacionados con patologías por intolerancia a los azúcares naturales.
Así fueron surgiendo distintos tipos de edulcorantes artificiales que rápidamente ganaron adeptos tanto entre el público femenino como en el masculino, que los incorporó a su vida cotidiana en forma directa para endulzar el café, las distintas infusiones, o a través del consumo de gaseosas de gaseosas, zumos, yogur, mermeladas y una amplia gama de productos diet, edulcorados en forma artificial.
Sin embargo, como no son sustancias naturales, sino artificiales al tiempo en que se difunde su uso, también surgen algunas dudas e inquietudes por saber si pueden causar algún daño en la salud o pueden ser nocivas para determinadas personas.
En el caso de los niños específicamente, se ha alertado a los padres sobre el consumo de edulcorantes en reemplazo del azúcar verdadero. Incluso en varios países europeos se obligó a incorporar en las etiquetas de los edulcorantes la leyenda “no utilizar en niños menores de tres años”. La razón es exclusivamente de índole nutricional, ya que el cuerpo de los pequeños necesita consumir azúcar verdadero, indispensable para el crecimiento.
Pero no es a causa de efectos nocivos, sino para garantizar la buena alimentación de los niños. Aunque también se ha considerado el hecho de que, al ser incorporados en las golosinas y dulces, se reduce la posibilidad de contraer caries y dañar las dentaduras, además de evitar el exceso de ingesta de azúcar.