El verano de la incertidumbre

Por Masqueudos

Nos gustan mucho las certezas. Por ejemplo, los cuentos en el parque empiezan todos los días a las 12h, una jornada laboral termina a las 15h y los supermercados cierran a las 21:30h. En invierno hace frío y en verano hace calor. Pero cuando llegan las incertidumbres nos volvemos frágiles y no sabemos qué hacer con ellas. Hace tiempo que el cambio climático nos obligó a tener los armarios llenos de ropa de todas las estaciones, que el consumismo y la globalización nos acostumbraron a comprar los domingos en horas intempestivas. Ahora con la pandemia sin vacuna ni ninguna certeza por delante, nos hemos vuelto más frágiles todavía.

Kant decía que “se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar” y yo estoy muy de acuerdo. Tengo un montón de incertidumbres entre las manos (local nuevo, miedos, mudanzas, futuro incierto) y aquí estoy, intentando disfrutar el momento. Es sin duda el mejor consejo. Ese, y el de tener cuidado. No miedo, solo cuidado.