Supongo que sucedió demasiado rápido. La barbarie, las caras de incredulidad, el mundo entero pendiente de lo que en París acontecía y las reacciones. Muestras de solidaridad y una bandera. La bandera de la discordia. Si no saben de lo que les hablo, échenle un vistazo a este post y a sus comentarios:https://ericlluent.wordpress.com/2015/11/14/el-peligro-de-ponerse-la-foto-de-perfil-con-el-filtro-de-la-bandera-francesa/comment-page-6/
Todos tienen sus razones, pero no, eso no es suficiente. Aquí nadie escucha. Aquí o estas conmigo o contra mí. Y ese es el verdadero peligro. El verdadero peligro está en la pérdida de empatía, en las verdades absolutas, en el oír y no escuchar. El verdadero peligro está en echar balones fuera, en hacer demagogia, en pretender que las cosas sean de un sólo color, blanco o negro.
Cada vez más pendientes de confrontar, no de aunar. Todos, yo incluido. Pero ya no, yo ya me cansé de ese sinsentido. Señores, avísenme en la próxima estación que yo me bajo del tren.