Investigaciones anteriores han demostrado que los pacientes con esclerosis múltiple tienen más anticuerpos contra una variedad de virus comunes, incluidos el sarampión, las paperas, la varicela zoster y el virus de Epstein-Barr. De hecho, más del 99 por ciento de los pacientes con EM tienen anticuerpos contra el EBV en la sangre, lo que indica una infección previa, en comparación con el 94 por ciento de las personas sanas. Pero a pesar de esta correlación epidemiológica, los científicos se han esforzado por probar una conexión causal.
Un estudio, dirigido por investigadores de Stanford Medicine publicado en la revista Nature, mostro que aproximadamente el 25 % de los pacientes con esclerosis múltiple tienen anticuerpos en su sangre que se unen fuertemente a la proteína del virus de Epstein-Barr, llamado EBNA1, y a la una proteína hecha en el cerebro y la médula espinal , llamada la molécula de adhesión de células gliales, o GlialCAM.
Para buscar este escurridizo vínculo mecánico, los investigadores comenzaron examinando los anticuerpos producidos por las células inmunitarias en la sangre y el líquido cefalorraquídeo de nueve pacientes con EM. A diferencia de las personas sanas, las células inmunitarias de los pacientes con EM viajan al cerebro y la médula espinal, donde producen grandes cantidades de algunos tipos de anticuerpos. Los patrones de estas proteínas de anticuerpos, llamadas bandas oligoclonales, se encuentran durante el análisis del líquido cefalorraquídeo y forman parte de los criterios de diagnóstico de la esclerosis múltiple (EM).
Una vez que los investigadores determinaron que las bandas oligoclonales en la EM son producidas por las células B clasificadas en el líquido cefalorraquídeo, expresaron anticuerpos individuales de estas células y probaron su reactividad contra cientos de antígenos diferentes.
Seis de los nueve pacientes con EM tenían anticuerpos que se unían a la proteína EBNA1 del VEB, y ocho de los nueve tenían anticuerpos contra algún fragmento de EBNA1. Los investigadores se centraron en un anticuerpo que se une a EBNA1 en una región conocida por provocar una alta reactividad en pacientes con EM. Luego pudieron resolver la estructura cristalina del complejo anticuerpo-antígeno, para determinar qué partes eran más importantes para la unión.
A continuación, los investigadores probaron el mismo anticuerpo en una micromatriz que contenía más de 16 000 proteínas humanas. Cuando descubrieron que el anticuerpo también se unía con gran afinidad a GlialCAM, supieron que habían encontrado un mecanismo específico por el cual la infección por el virus de Epstein-Barr podría desencadenar la esclerosis múltiple.
Para averiguar qué porcentaje de EM podría ser causado por este llamado "mimetismo molecular" entre EBNA1 y GlialCAM, los investigadores observaron una muestra más amplia de pacientes con EM y encontraron una reactividad elevada a la proteína EBNA1 y GlialCAM en un 25 % de muestras de sangre en tres cohortes separadas de EM.
Quizás el aspecto más emocionante de este descubrimiento es su potencial para crear nuevas vías para el tratamiento clínico de la esclerosis múltiple. El descubrimiento de cómo el EBV desencadena la esclerosis múltiple también podría tener ramificaciones para la investigación de otras enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide, que, al igual que la EM, se han asociado significativamente con la infección por EBV en estudios epidemiológicos.