El vocabulario para el éxito definitivo

Por Andrés Cuevas Mesa @acuevascoach

Las palabras son ese gran motor que mueve nuestra existencia. Se han utilizado para hacernos llorar o reír. Son capaces de herir o curar. Nos ofrecen esperanza o devastación. Con palabras podemos dar a conocer nuestras más nobles intenciones y nuestros más profundos deseos.

A lo largo de la historia de la humanidad, nuestros líderes y pensadores más destacados han utilizado el poder de las palabras para transformar nuestras emociones, para adherirnos a sus causas y configurar el curso del destino. Las palabras no sólo pueden crear emociones sino también generar acciones. Y de nuestras acciones fluyen los resultados de nuestras vidas. La mayoría de las creencias que poseemos se forman con palabras, y también se pueden transformar por medio de ellas.

Una selección efectiva de palabras para describir la experiencia de nuestras vidas puede elevar nuestras emociones más poderosas. Por el contrario, una pobre selección de palabras puede devastarnos con la misma seguridad y rapidez. La mayoría de nosotros elegimos inconscientemente las palabras que utilizamos, debemos darnos cuenta del poder que poseen las palabras si las elegimos sabiamente. Las palabras pueden herir nuestros egos, o inflamar nuestros corazones; pero tenemos la capacidad de cambiar instantáneamente cualquier experiencia emocional eligiendo, sencillamente, nuevas palabras para describir lo que estamos sintiendo. Las palabras “perseguir la excelencia” crean indudablemente mayor intensidad que “tratar de hacer las cosas mejor”.

En la representación de nuestra experiencia de la vida, las palabras alteran nuestras percepciones y sentimientos. Si tres personas pueden tener una misma experiencia; por ejemplo, una situación de enfado, pero una de ellas se siente furiosa, la otra siente enojo y la otra se siente molesta, es evidente que las sensaciones se han visto cambiadas por la traducción que cada persona ha hecho de ellas. Las palabras son nuestra principal herramienta para la interpretación, la forma en que etiquetamos nuestras experiencias cambia inmediatamente las sensaciones producidas por nuestro cerebro. Las palabras son el tejido del que están hechas todas las preguntas y cambiando una sola de ellas podemos cambiar instantáneamente la respuesta que obtendremos para la calidad de nuestras vidas.

Debemos utilizar un vocabulario transformacional que pueda permitirnos intensificar o disminuir cualquier estado emocional, tanto positivo como negativo. Eso significa que nos da el poder para tomar los sentimientos más negativos que haya en nuestras vidas y disminuir su intensidad hasta el punto en que ya no nos molestan más, y tomar las experiencias más positivas y llevarlas hasta niveles más altos de placer y poder. Imagínense la diferencia que deriva de juzgar una experiencia positiva como “espectacular”, “escandalosa” o “apasionada”, o simplemente juzgarla “buena”. ¿Hay una gran diferencia no creen ustedes?

Tenemos la oportunidad de hacernos con el control de nuestras experiencias y sustituir las palabras que derivan de ellas por otras que ofrezcan más poder, que eleven o disminuyan la intensidad emocional. Depende exclusivamente de nosotros poder modificar esa perspectiva.

Os adjunto un vídeo de Donald Trump sobre el pensamiento cualitativo.

“Sin conocer la fuerza de las palabras, es imposible conocer a los hombres”

Confucio