Esta teorìa es una de las que ha llevado al yoga al mundo del Alzheimer. En los ùltimos años, en esa bùsqueda incesante por contribuir a paliar los olvidos de esta enfermedad, algunos especialistas han aportado nuevos caminos. Segùn un estudio dado a conocer por la Asociaciòn de Alzheimer para la Prevenciòn de la Demencia de EEUU, la pràctica de la meditaciòn de manera regular puede mejorar las funciones cognitivas en personas que sufren pèrdida de memoria.
El Alzheimer, al igual que la demencia, es una enfermedad que limita el recurso de la memoria atacando al cerebro y, como efecto del mismo, los enfermos pueden sufrir procesos de ansiedad y nerviosismo. El deterioro continuo y la pèrdida generalizada que padecen estas personas mayores, les llega a provocar autènticos problemas de nervios y alteraciones del sueño. Y es entonces cuando el yoga puede aportar una dosis de su filosofìa.
Si los mayores logran practicar esta ¿doctrina? ¿disciplina? con acierto, o quizà con interès, seguro que consiguen, cuanto menos, un momento de tranquilidad. La relajaciòn que proporciona esta pràctica lograrà que estas personas incluso duerman mejor, descansen por un momento. Y ademàs, en sus clases de yoga, comparten el mismo dolor y la misma pèrdida con otros alumnos. Y eso siempre acompaña. Es un pequeño consuelo y un buen parche para el olvido.
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