Hablar de un piso sueco como este en el centro de Gotemburgo, construido en 1900 y reformado adaptándolo a las necesidades de hoy en día pero conservando el encanto de entonces, casi siempre es sinónimo de una vivienda luminosa, elegante y de cierto carácter señorial.
Altos techos, suelo de madera de roble en espiga, molduras decorativas en el techo, muros gruesos exteriores que dan lugar a una ancha repisa interior y grandes ventanales son algunas de las características de este elegante estilo sueco que nos fascina.
Si además de los elementos de obra y arquitectónicos el interiorismo consigue reflejar esa elegancia la atracción es total: lámparas chandelier, muebles de madera maciza antigua, piezas ligeras de metal utramodernas, cocina de estilo nórdico moderno equipada con absolutamente todo lo necesario, etc. y todo el conjunto decorado en blancos y neutros. Aunque personalmente por encima de todos los detalles y la decoración, lo que más me gusta de estas viviendas es la iluminación natural. Disfrutad de la Semana Santa, ¡feliz jueves!
Vía: entrance makleri