Pasamos la tercera parte de nuestra vida durmiendo y no son pocas las personas que comienzan el día con molestias o dolor de espalda. Si cada mañana al levantarte de la cama tienes la sensación de cansancio, dolor de espalda o la zona lumbar muy cargada, probablemente sea debido a la elección de un colchón inadecuado o a que el tuyo ya ha perdido todas sus propiedades. ¡Es hora de cambiar de colchón! Evita todos aquellos hábitos diarios que dañan tu espalda empezando por este.
Si bien es cierto que no existe un colchón que vaya bien a todo el mundo, vamos a darte algunas pautas que debes tener en cuenta a la hora de elegir un colchón “amigo” de tu espalda:
1. Nuestro cuerpo no es rígido, está lleno de curvas. Para un correcto descanso es necesario elegir un colchón que se adapte a tu cuerpo, no tu a él. Por ello no te recomendamos comprar un colchón por catálogo, teléfono o Internet. Cuando te encuentres en la tienda, te aconsejamos que lo pruebes durante algunos minutos. Acuéstate boca arriba con las piernas estiradas y comprueba que el colchón se adapta a la forma de tu cuerpo, tus articulaciones y que tienes un correcto apoyo de la zona lumbar de manera natural y que no forma un arco por encima de él. ¡Que no te dé vergüenza hacerlo! Debes probar el que va a ser tu lugar de descanso durante unos años, ¿no crees?
2. ¿Es mejor un colchón duro o uno blando? El colchón debe ser de una firmeza media, de forma que no se sienta que se está forzando el cuerpo. Como ya hemos comentado, un buen colchón debe respetar la curvatura natural de la columna vertebral, boca arriba y alineada mientras duermas de lado. Si el colchón es demasiado duro, no se adaptará a tu cuerpo provocando excesiva tensión en la espalda y, por el contrario, si es demasiado blando a curvatura de la columna se verá afectada.
3. ¿De qué material lo elijo? Los colchones pueden fabricarse de diferentes maneras, tecnologías y materiales, siendo los más comunes los de muelles, los de espuma, los de látex y los viscolásticos. Veamos las características de éstos para comprender los beneficios e inconvenientes que nos pueden aportar a nuestras molestias en la espalda.
– Los colchones de Muelles. El principal problema que presentan estos colchones es que ceden con el tiempo y tienden a hundirse en el centro, generando una incorrecta postura de nuestro cuerpo y un mal descanso. Es por ello que deben rotarse cada tres meses y girarlo de la cabeza a los pies. Sin embargo mientras se encuentre en buen estado resultan óptimos por su firmeza, comodidad y amortiguación.
– Los colchones de espuma son muy económicos y se comercializan en diferentes densidades. Los colchones de espuma de baja densidad son poco recomendables, pues si bien al principio parecen resultar confortables en poco tiempo tienden a hundirse con el consecuente perjuicio para la salud de la espalda. Los buenos colchones de espuma usan espumaciones de 45-60 kg m3.
– Los colchones de látex. Si bien son los más caros, resultan una buena inversión para un buen descanso. Su enorme elasticidad hace que se adapten a la perfección al cuerpo y a las articulaciones, aunque, a diferencia de un colchón de muelles, eliminan peor el sudor.
– Colchones Viscolásticos. Este material es parecido al anterior pero presenta algo más de dureza. La característica principal de este tipo de colchones es la de adaptarse a la forma de nuestro cuerpo, dependiendo de la presión y la temperatura del mismo, proporcionando un gran confort. Sin embargo, la presión que ejerce nuestro cuerpo en la zona de los glúteos puede ser mayor, ocasionando un mal apoyo en la zona lumbar
Estos son los principales tips que debes tener en cuenta a la hora de escoger un colchón para prevenir tus dolores de espalda. Pero recuerda, un buen colchón es un gran aliado para tu espalda, pero no el único. Si tu dolor de espalda persiste o es intenso, debes consultar con un quiropráctico para evitar daños mayores. Este especialista, después de hacer un examen de tu columna, podrá aconsejarte mejor que nadie el tipo de colchón acorde para tu cuerpo y tu descanso.