«Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos.»
«Vi irse a María con mi cuñado el jueves a las dos y media de la madrugada. Él volvió y ella, desde entonces, está desaparecida .»
La rutina de Andrea, una escritora de thrillers traumatizada por un horrible suceso del pasado y un matrimonio que está a punto de romperse, se ve interrumpida por la inesperada llegada de su cuñado. Víctor es un tipo silencioso y extraño al que apenas conocen.
Su manía de fisgonear a través de la ventana de la cocina la vida de sus vecinos, llevará a Andrea a descubrir que una madrugada estival cualquiera, en la calle de la urbanización en la que vive y donde nunca pasa nada, su vecina María se sube en el coche de su cuñado. Él vuelve, pero María no.
Opinión personalEs una novela narrada en primera persona que reparte sus capítulos entre los diferentes personajes protagonistas, de modo que vas haciéndote una idea de la trama desde diferentes puntos de vista. Pero si creéis que eso va a arrojar algo de luz sobre la historia estáis muy equivocados, porque a medida que intervienen unos y otros, la cosa se va complicando y no tienes muy claro qué o a quién creer.
Los personajes están bien definidos, aunque tienen personalidades de lo más complejas todos ellos y un pasado un tanto rebuscado y retorcido, que hace que resulte complicado empatizar con ninguno de ellos.
Estamos ante un thriller con mucho ritmo al final (en algunos capítulos algo lento y repetitivo, como en bucle) mucha intriga y giros inesperados que hacen imposible predecir el final. Por cierto, el final no me ha gustado nada. No revelaré mucho para no destriparlo, pero me pareció bastante ridículo y no me dejó buen sabor de boca.Pertenece a un género literario actualmente en alza, el domestic noir, en el que los detectives no son policías sino personas comunes como un vecino, una hermana o un marido, que se encargarán de investigar los hechos que ocurren en espacios reducidos como puede ser nuestro propio hogar. Durante la lectura no he podido evitar acordarme constantemente de La chica del tren, de Paula Hawkins, novela que particularmente no me gustó demasiado. El estado de irrealidad en el que se encuentra sumida la protagonista la mayor parte el tiempo me resulta un poco agobiante.