Lo natural es la ignorancia: no hay aprendizaje que no requiera un esfuerzo y que no tarde en dar fruto. Y si la democracia no se enseña con paciencia y dedicación y no se aprende en la práctica cotidiana, sus grandes principios quedan en el vacío o sirven como pantalla a la corrupción y a la demagogia. La única manera de predicar la democracia es con el ejemplo. Y con el ejemplo de sus actos y de sus palabras lo que han predicado con abrumadora frecuencia en España la mayoría de los dirigentes políticos y de sus propagandistas ha sido lo contrario de la democracia”.
Antonio Muñoz Molina