He de decir, que mis estancias se han limitado a pequeñas poblaciones, con unos cientos de habitantes, y a la gran ciudad de Bergen, con su increíble puerto pesquero, pero en todas ellas he logrado retratar parte de la imagen identitaria que los noruegos “venden” a los visitantes: además de trolls, y otras figuras que aparecen en sus narraciones orales, he encontrado múltiples refrencias a su pasado histórico -la cultura vikinga-, en forma de objetos cotidianos: camisetas, gorros… Por otro lado, me sorprendió la decoración interior de algunos hoteles, con grandes paneles de madera cuyos símbolos guardan relación con las formas que adquieren “los picaos” segovianos aplicados a diversas prendas, y la indumentaria con la que vestían varios dependientes de tiendas dirigidas al turismo.
En mi última parada, Bergen, tomé un sinfín de fotografías en el puerto pesquero. Allí se venden además de pieles -en su tamaño natural- pescado fresco y seco, mariscos para degustar in situ, carne de ballena, arenque y salmón, además de cerámica tradicional. ¡Una delicia de paseo!