Pero si somos más rigurosos y observamos los comportamientos de los demás y los nuestros, nos daremos cuenta de que hay ciertas creencias muy arraigadas en nosotros, conscientes o inconscientes, que rechazan aquello que puede hacernos felices.
Es posible que tengamos miedo a serlo. Tenemos miedo a la libertad y la libertad nos hace felices. Tenemos miedo a lo transcendente y eso también nos hace felices. Tenemos miedo al cambio y a veces la única manera de ser feliz es cambiar, sobre todo interiormente.
Resulta misterioso que para algunas personas la felicidad es algo natural y de una simplificación extrema. No necesitan hacerse preguntas ni grandes reflexiones, lo son y punto.
Pero es verdad que hay otras personas a las cuáles la felicidad les existe un tributo. Un trabajo interior y una búsqueda continua de su significado más profundo. Pero es un trabajo que en si mismo ya produce felicidad.
En fin creo que son reflexiones demasiado profundas para unas pocas líneas. Se trata de que cada uno se plantee las preguntas adecuadas y busque las respuestas a las mismas.