El primer instrumento de comunicación fue la palabra. La lengua, el lenguaje, permitió a los humanos comunicarse, trasmitir sus pensamientos y, con ello, conferirles su condición de humanos, más o menos hace 50.000 años. Una forma eficaz y que en las nieblas del pasado puede inducir a pensar si fué primero la idea y después la palabra o al revés: hasta que no hubo una palabra para expresarla, la idea carecía de forma.
La capacidad de expresar conceptos e ideas de forma gráfica y con idea de permanencia y accesibilidad para los demás, que es lo que viene a ser la escritura, fue el primer instrumento para la difusión de las palabras, de las ideas y pensamientos. De la escritura están las inscripciones, las cartas y legajos y los libros.
Reproducir libros era una tarea árdua y prolija. Cara en tiempo y esfuerzo. Cuando el herrero Gutemberg (con la ayuda de un préstamo de un judío) ideó una técnica para reproducir letras untando de tinta unas letras de molde y presionándolas sobre un papel (de la presión viene prensa), la imprenta introdujo la posibilidad de editar libros y con ello hacer llegar el conocimiento a múltiples lectores.
La Internet es el último gran salto. Ahora la información se puede trasmitir a la velocidad de la luz y el acceso es ya universal. (Con esa progresión igual el próximo gran cambio tendrá lugar en sólo 50 años. ¿ESP, quizá?)
Pero palabra, escritura, imprenta e Internet no se han desarrollado sin una tremenda oposición. Los que se consideraban depositarios, amos del conocimiento, dueños y señores del poder que da la información, se opusieron denodadamente a que esos instrumentos de comunicación estuviesen al alcance de todos y no reservados a unos pocos. Impusieron el silencio, destruyeron jeroglificos e inscripciones, quemaron bibliotecas, condenaron los libros a la hoguera y, ahora, pretenden controlar la Internet por todos los medios. Y como siempre, el argumento es que el medio contiene la semilla del mal. Los clérigos, intermediarios del poder, suelen ser los agentes de la limitación a la libertad condenando la información, El motivo obvio es que con la difusión del conocimiento se esfuma el poder y el control que se puede ejercer al ser los únicos poseedores del conocimiento.
Los ataques a las Tecnologías de la Información y Comunicación provienen especialmente de quienes detentan poderes espúreos: los gobiernos totalitarios, los clérigos fanáticos y sus seguidores y las ramificaciones de los poderes ocultos, de los plutócratas y otros malvados. Cualquiera puede señalarlos con el dedo sin equivocarse.
Uno de los instrumentos más empleados es asignar a la Internet el protagonismo en los fenómenos de la pedofilia y el abuso de menores, gran pecado de reconocimiento universal. Desde aquí defendemos a los niños de TODOS los abusos con la máxima energia. Y denunciamos cualquier utilización bastarda de los niños o sus imágenes. Aquí al lado facilitamos las direcciones de las agencias policiales que se encargan de la persecucion de esas infamias. Y alertamos a todos, profesionales y padres de los riesgos que la utilización no vigilada de las TIC por parte de los menores puede comportar. Pero también sabemos que los abusos de menores no son de una aparición reciente y que muy lamentablemente, los miembros de congregaciones supuestamente con un compromiso moral máximo por votos de castidad, clérigos católicos, han protagonizado los más vergonzantes episodios de abusos a menores sin necesidad de un ordenador personal.
(Precisamente en Lleida, sede la PediaTIC, hace pocos dias se ha dado el caso de un pedófilo que abusaba de menores utilizando una consola de videojuegos. Detenido por la policía, el juez le ha dejado en libertad con lamentable criterio. No parece que ese otro poder que es la judicatura ande muy fino en sus actuaciones contra quienes abusan de los niños.)
Por todo ello desde aquí nos declaramos defensores de niños y TICs y esperamos mañana poder reafirmarlo en compañía de los pediatras, enseñantes y padres que concurran al encuentro PediaTIC.
X. Allué (Editor)