En España la Leucemia Mieloide Crónica (LMC) tiene una incidencia anual cercana a 14 casos por 1.000.000 de personas

Por Fat
La LMC es una neoplasia hematológica en la que el organismo produce aumento del número de leucocitos. Crónica significa un cáncer de crecimiento relativamente lento que puede tardar años en progresar. Mieloide se refiere al tipo de leucocitos que están siendo sobreproducidos. Al principio, en la fase crónica, el paciente tiene una calidad de vida aceptable. Sin embargo, lleva dentro una bomba de relojería cuyo mecanismo se activa en unos 5 años de promedio.
“Después, la enfermedad evoluciona en fases a una crisis blástica (CB), verdadera leucemia aguda, gravísima, cuya evolución se mide en semanas”, afirma el doctor Olavarría. La mayoría de pacientes descubren que padecen LMC en la fase crónica, prematura y muchos continúan con la fase crónica durante varios años sin progresar a una fase más avanzada.
Según el doctor Olavarría, “los síntomas en esta etapa son muy similares a los de otras enfermedades comunes, como cansancio, palidez, digestiones difíciles, etc., además de otros más característicos de la patología, como hematomas, sangrados incontrolados debido al descenso en el número de las plaquetas, etc.”. En cuanto al diagnóstico, este experto afirma que “la mitad de los casos se diagnostica en un examen médico de rutina, dado que en un análisis de sangre estándar se detecta que hay un aumento de los glóbulos blancos y un descenso de las plaquetas, lo que hace sospechar de la posible presencia de la LMC”, explica.
El rasgo patogénico más importante en la Leucemia Mieloide Crónica es la aparición de un marcador genético, el llamado cromosoma Filadelfia, que corresponde a un cromosoma 22 más corto de lo normal. En palabras del doctor Olavarría, “el cromosoma Filadelfia es fruto de un intercambio de ADN entre dos cromosomas, el 22 y el 9. En ese intercambio se produce un traslado del gen ABL hacia una región BCR. El gen ABL es importante en el control de la proliferación de las células, y al trasladarse, se transforma en un gen llamado BCR-ABL, que es el que produce la enfermedad ”.