Playas donde cada año hay menos espacio para tomar el sol debido a la crecida del nivel del mar, imágenes de glaciales derritiéndose o de zonas completamente desérticas donde antes existía vida, fenómenos meteorológicos en forma de huracanes o tsunamis cada vez más virulentos y un aumento de las temperaturas que hace cada vez más frecuentes las olas de calor.
Todo esto no forma parte de las profecías de los adeptos al fin del mundo, pero los expertos sobre el cambio climático siguen avisando de que, o se toman medidas ya para evitar que la acción del hombre siga calentando el planeta, o los próximos años pueden ser muy duros para el ser humano.
Así lo vuelven a demostrar los resultados publicados en 'Nature Communications' por un grupo de investigadores europeos, entre los que se encuentra el Instituto Catalán del Clima (IC3), cuyo estudio predice que a finales de este siglo las muertes en verano por golpes de calor o afecciones cardiorrespiratorias serán mayores a los fallecimientos por patologías propias de la estación de invierno, como la gripe, la hipotermia o las neumonías.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han relacionado los datos diarios de las temperaturas y humedad, el estrés térmico que generan y el número de muertos provocados por las patologías estacionales -enfermedades típicas del verano o el invierno- de 16 países europeos y sus 400 millones de personas. El objetivo era realizar una serie de escenarios climatológicos posibles para este siglo tomando como referencia las 40.000 muertes que se calcula se produjeron en Europa durante la ola de calor del verano de 2003.
Y los resultados no son muy alentadores. "Los datos globales europeos hablarían de una disminución de la esperanza de vida de entre tres y cuatro meses, lo que en cifras se traduciría en unas 15.000 muertes al año y, a partir de 2080 y hasta finales de siglo, unos 230.000 fallecimientos directamente relacionados con el calor", explica a ELMUNDO.es Joan Ballester, uno de los autores de la investigación, "aunque las cifras varían según la región y las medidas que se tomen para paliar el cambio climático", añade.
Entre las zonas más afectadas, la peor parada es la de aquellos países del arco mediterráneo -España, Portugal, Italia, Francia o Croacia-, "la parte más débil ante este cambio por varios factores: desde que el clima actual que de por sí ya es elevado, hasta el aumento de la evaporación del agua y la desertificación, que también afecta a los golpes de calor", explica este investigador del IC3. Así, y según las previsiones, en esta zona la esperanza de vida podría reducirse en algo más de nueve meses.
"Existe lo que se llama 'franja de confort'", explican los investigadores, "que son los grados de temperatura ideal para la vida del hombre y que se encuentran entre los 14 a 25 grados", añaden los autores. Sin embargo, en la actualidad y sin entrar todavía en agosto, en varias localidades españolas se ha llegado ya a los 45 grados y se prevé, según este estudio que, para mediados de siglo haya un aumento de 2,5 grados en invierno y cuatro en verano.
-Habrá que adaptarse a los cambios
Lo que hemos demostrado es que, hasta ahora, se pensaba que al haber más muertos por frío que por calor, un aumento de las temperaturas significaría un descenso en la mortalidad, pero la realidad no indica esto. Aunque la tendencia del aumento de la mortalidad no sea muy severa, el resultado demuestra que aumenta.
Ante los avances del este cambio climático, la ONU ya advierte de que un aumento superior a los dos grados centígrados supondrá pérdidas irreversibles en la biodiversidad, además de migraciones por efecto del aumento del nivel del mar... pero no serán los únicos cambios. "Los efectos en la salud variarán de una zona a otra de Europa, sobre todo si tenemos en cuenta que en los países desarrollados la población de 60 años o más está creciendo anualmente casi un 2% y que en Europa, la edad media de la población se sitúa actualmente en los 40 años, pero en 2050 se espera que sea de 47 años", explica Ballerter.
"Por otra parte, el cambio climático dividiría a Europa en tres grandes zonas, desde la más afectada, como es el arco Mediterráneo, hasta la más beneficiada en cuando a la salud, como Reino Unido o Dinamarca, que pasarán a tener un clima templado propio de lo que es ahora la zona sur. Pero de todas formas la pérdida de biodiversidad será notable", señalan desde CI3.
Pero los investigadores también intentar resaltar una nota positiva. "Si somos capaces de aclimatarnos, más otros factores como los avances en los sistemas sanitarios, podríamos revertir estos resultados y aumentar la esperanza de vida en casi un año en los países más perjudicados", asegura Ballester.
"De todas formas, la población más vulnerable será la de las personas mayores, por la termorregulación alterada, y las personas con problemas respiratorios o cardiopatías que vivan en zonas urbanas con mucha contaminación. Pero el aumento de la mortalidad no se debe sólo al clima, sino porque la edad media de la población será también mayor", explica Ballester. Así, "si no se puede hacer nada contra el aumento de las temperaturas", asegura Xavier Rodó, director del IC3, "habrá que aclimatarse a estos cambios para no disparar el número de decesos".
**Publicado en "EL MUNDO"