En Montevideo, las muestras para ver con ritmo de verano

Por Pallares
  • arte
  • Montevideo
  • museos

Es tiempo de vacaciones. Para quienes dispongan de tiempo en Montevideo, es buen momento para visitar algunas exhibiciones con calma y disfrutar de lo variado del panorama local en arte.

Dos muestras en la Ciudad Vieja nos proponen revisar y evocar.

En el Museo Torres García,Tiempo de mirar”, rememora las 71 obras originales de Joaquín Torres García que se perdieron, 40 años atrás, en el fatídico incendio del Museo de Arte Moderno –MAM- de Río de Janeiro. Este accidente ocasionó la mayor pérdida de patrimonio artístico de la historia de nuestro país, cuando el fuego consumió los siete grandes murales pintados por Torres García para el hospital Saint Bois, casi medio centenar de cuadros constructivos, junto a esculturas en madera, juguetes y objetos. Tiempo de mirar y reflexionar.

En el Museo Gurvich, “Encuentros en el arte”, expone una curada selección de obras del acervo de la Fundación Pablo Atchugarry. Se destaca excelente obra de María Freire, Miguel Angel Pareja y Miguel Battegazzore.

En arte contemporáneo el panorama es amplio e imperdible. Destacamos dos exposiciones.

En el Museo Nacional de Artes Visuales, “Aquí soñó Blanes Viale”, el artista Pablo Uribe toma todo el museo, desde la propia arquitectura al acervo y lo transforma en una Gesamtkunstwerk, una obra de arte total.

En el exterior del museo nos encontramos con la primera intervención, que apela al recuerdo del espectador: Béton Brut es una obra que cambia los colores primarios con que contaba la fachada, por una estricta escala de grises que los representa –vale la aclaración que, al finalizar la muestra, la estructura volverá a lucir como originalmente la planteó su realizador, el argentino Clorindo Testa-.

En el interior 45 obras distribuidas en todas las salas juegan con el recuerdo, con el original y la copia, con el concepto de autoría, con la genealogía del arte, en palabras de Uribe, con la idea que “todas las obras son una obra”.

La muestra nos hace reflexionar sobre el rol del museo, en qué mostrar, cómo mostrar y dónde mostrar.

Un ejemplo, la obra “Doble de riesgo”, dos piezas que fueron encargadas a un falsificador profesional que reproduce una de las obras de Joaquín Torres García que fuera expuesta en el MoMA de Nueva York el año pasado. El original se encuentra también en muestra formando parte de “Citas citables”, una de las paredes donde están todas las obras, la mayoría del museo, que sirven de referencia al resto de las creaciones presentes en la exposición.

Las miradas con las que podemos ver esta enorme muestra, son múltiples, así como los medios que utiliza Uribe para su planteo artístico. Las video instalaciones son varias e integradas en las salas, voces, música y cantos de pájaros, le dan vida a la institución-museo desacralizando un ambiente que está planteado, en este caso, para recorrerlo con curiosidad, buscando pistas para jugar el juego propuesto por el artista. Recordamos que Pablo Uribe representó a Uruguay en la Bienal de Arte de Venecia en el 2009 con la video instalación “Atardecer”, que lo pueden ver en esta exposición. Genial también “Luna con dormilones” que lo verán al entrar al edificio, dura 5 minutos y les sugiero tomárselos.

De las piezas más impactantes, se destacan los distintos “Croma”. Como informa la guía, pinturas de distintos autores nacionales –como María Freire, José Pedro Costigliolo, Blanes, Pareja o Laborde, “son diseccionadas cromáticamente por la restauradora alemana Mechtild Endhardt, generando planos monocromos que reproducen rigurosamente la técnica de la obra original”.

Todas las obras apelan a la participación del espectador, que lo hará de forma más o menos activa, cada uno es libre de decidir cuánto quiere jugar en el museo. Al ingresar hay tres librillos que se entregan gratuitamente, uno contiene textos curatoriales, otro, como en una película, nombra a todos los participantes de esta gran puesta en escena y el último es una Guía de Sala, breves textos sobre cada obra; hay que prestar atención a los títulos que son también pistas que describen y nos hacen un guiño sobre cada obra.

Carlos Capelán es el curador de esta muestra que estará hasta el 3 de marzo.

El Museo Zorrilla nos presenta “Baño de bosque”, una muestra de Tali Kimelman.

La fotógrafa uruguaya nos cuenta:

“Todo surgió a partir de una búsqueda personal de cambiar mi forma de mirar. Vengo trabajando desde hace muchos años como fotógrafa publicitaria, donde se busca un determinado tipo de imagen, muy perfeccionista, un ideal, donde nada “molesta”, todo es perfecto. Y uno va adaptando la mirada a esa visión y después cuesta ser espontáneo y fresco. En un momento me di cuenta que quería hacer ese cambio, creo que la publicidad también está cambiando hacia eso. Empecé un curso –“Lugar”- sobre Proyectos Personales, justamente para el desarrollo de la “mirada personal”, con Diego Vidart (curador de la muestra) y Pablo Vidali. Así fue que empecé a sacar fotos en distintos lugares, primero alrededor de mi casa, en el puerto, después en Villa Serrana y en la Quinta Capurro en Santa Lucía. Y un día llegué al Arboretum Lussich en Punta Ballena y encontré algo que me cautivó.

Pensé en una cita que tenía en mente, que dice que es bueno volver a los mismos lugares para verlos con nuevos ojos y no buscar distintos lugares todo el tiempo.

Con el correr del tiempo empecé a notar que luego de hacer una sesión de fotos en el arboretum, mi estado de ánimo cambiaba completamente, sentía un bienestar enorme, como si el bosque hiciera algo en mí. Descubrí que en Japón implementan una práctica médica en la que recetan “baños de bosque” para combatir el stress y las enfermedades asociadas. Hay 62 centros oficiales forestales a los que asisten entre 3 y 5 millones de japoneses mandados por médicos a hacerse curas de baños de boque, que forman parte del sistema de salud japonés. Incluso hay revistas científicas que publican investigaciones donde someten a los pacientes a mirar fotografías de ciudad y de naturaleza y miden los cambios que provocan: sólo el mirar fotos de paisajes naturales mejora especialmente los cambios físicos vinculados al stress y la depresión.

Además de la exposición, Kimelman ha organizado baños de bosque colectivos.

Esta muestra tiene un montaje original y muy disfrutable, es para ver durante el día, ya que la propuesta recrea la luz y los sonidos del bosque. Va hasta el 8 de febrero. A no perderla.

Por: Mercedes Sader
Mercedes estudió curaduría y crítica de arte en Node Center for Curatorial Practices en Berlin y en Sotheby’s Institute of Art.  Es miembro de ICI (Independent Curators International), Productora de cine y Directora de Black Gallery, galería de arte contemporáneo, Pueblo Garzón, Uruguay.

  • arte
  • Montevideo
  • museos
Compartí en las redes