FICHA TÉCNICA
Dirección: Cary Joji Fukunaga
Guión: Moira Buffini, basada en una novela de Charlotte Brontë
Producción: Alison Owen y Paul Trijbits
Música: Dario Marianelli
Dirección de Fotografía: Adriano Goldman
Montaje: Melanie Ann Oliver
Diseño de producción: Will Hughes-Jones
Vestuario: Michael O’Connor
FICHA ARTÍSTICA
Jane Eyre: Mia Wasikowska
Edward Rochester: Michael Fassbender
St. John Rivers: Jamie Bell
Sra. Fairfax: Judi Dench
Diana Rivers: Holliday Grainger
Sra. Reed: Sally Hawkins
Mary Rivers: Tamzin Merchant
Blanche Ingram: Imogen Poots
Lady Ingram: Sophie Ward
Argumento:
Jane Eyre huye de Thornfield House, donde trabaja como institutriz contratada por el acomodado Edward Rochester. La aislada e impresionante mansión, así como la frialdad del Sr. Rochester ponen a prueba la resistencia y fortaleza de la joven, educada en un orfanato. Pero al reflexionar sobre su pasado y recuperar su curiosidad natural, Jane regresará a Thornfield House y al terrible secreto que esconde el Sr. Rochester.
Estamos ante una delicada versión, con una estética pastel y cuidada, aunque lamentablemente se pierde algo de esa estética en las escenas nocturnas o demasiado oscuras, en las que a uno le cuesta demasiado percibir detalles, claro que teniendo en cuenta que Cary Joji Fukunaga ha trabajado de director de fotografía, uno tiene dudas de si está hecho a propósito o no, aunque nos inclinamos por lo primero dada la exquisitez en el resto de la película.
A Wasikowska le sientan estupendamente los papeles de época, y este no es una excepción, si añadimos el buen hacer de Fassbender, tenemos a una pareja estupenda con mucha química en sus tiranteces. Sin embargo, parte de esa química se pierde en la parte romántica, demasiado precipitada y atormentada como para poder disfrutarla, que de eso se trata, pero sin duda ambos actores saben hacer un personaje suyo. No nos olvidamos de Jamie Bell en su papel de clérigo, algo desaprovechado pero muy correcto, y por supuesto, Judi Dench, la gran dama que lo observa todo con pasmosa serenidad.
Si algo se le puede achacar a esta nueva versión de la novela, es su metraje, o más bien, la lentitud con la que parece discurrir la historia, que en ocasiones se torna algo pesado de llevar. Además de pasar demasiado deprisa por partes importantes, pero como en toda adaptación, son gajes del oficio y cada director se centra más en lo que quiere.
El guión tiene la solidez que merece, y a pesar de los flashbacks uno no pierde el hilo, aunque a los amantes de la novela siempre les faltará o sobrará algo, así que como las comparaciones son odiosas, lo mejor es separar ambas cosas, ya que estamos ante una película cuidada hasta el detalle.