Eudoro Terrones, dijo que muchos concesionarios, llevan sus frustraciones, rencillas y problemas personales al medio de comunicación. Anotó que la mejor prueba de ello, es escuchar los adjetivos calificativos que le otorgan a un determinado personaje públicoEstá convencido que en provincias, es donde más se ha devaluados la carrera periodística. Eudoro Terrones Negrete, Profesor de Filosofía y Ciencias Sociales, Periodista profesional colegiado y Magíster en Investigación y Docencia Universitaria, considera que el alquiler de espacios en radio y televisión, ha contribuido a que el hombre de prensa de calidad, haya ido desapareciendo con el transcurrir del tiempo.Terrones, dijo que la presencia de gente improvisada que es enemiga de la lectura y el conocimiento, ha hecho que en los últimos años, el periodista de profesión, ya no exista. Tras precisar que Lima provincias no está ajena al deterioro de la carrera, comentó que los llamados concesionarios de radio y Tv, confunden periodismo con publicidad y propaganda y son quienes constantemente publican informaciones que dañan moralmente al público.Su falta de conocimiento – explicó - los hace caer en continuos errores. “Sus comentarios o editoriales no están liberados de posiciones políticas partidarias”. Anotó que los conflictos personales o de interés, lo llevan a los medios y terminan presentando hechos ficticios, rumores y chismes, como si fueran noticias auténticas. “El periodista de calidad, salvaguarda la presunción de inocencia de cualquier denunciado mientras la administración de justicia no haya dictaminado sentencia”, continuó diciendo, tras agregar que el bajo nivel de quienes hoy utilizan un micrófono o pantalla de televisión en provincia, los aleja de ser las personas que también pueden cumplir una función constructiva y de transformación social, sin odios ni rencores.El destacado catedrático, acotó que muchos de concesionarios de radio y televisión, llevan sus frustraciones, rencillas y problemas personales al medio de comunicación. Anotó que la mejor prueba de ello, es escuchar los adjetivos calificativos que le otorgan a un determinado personaje público.