¿En qué puedo ahorrar en mi boda?

Publicado el 29 mayo 2014 por Ta @detrasdeunaboda

Desde hace tiempo venimos oyendo hablar de las bodas low cost y de fórmulas mágicas para ahorrar en tu boda. Si es posible hacer una boda low cost o ahorrar mucho no lo sé… Imagino que uno se gasta en una boda lo que se quiere o puede gastar. Personalmente, el término low cost asociado a la palabra boda no me gusta porque creo que cuando una empieza a pensar en su boda no dice eso de “yo quiero hacer una boda low cost”. No me cabe en la cabeza. En un principio, una piensa en su boda perfecta, después pondrá los pies en la tierra y verá que presupuesto tiene para la misma y en función de ahí irá contratando proveedores y eligiendo proveedores. Lógicamente, todas las parejas de novios le dan más importancia a unas cosas que a otras el día de su boda por lo que en unos gastos no escatimaran y en otros sí pero esto no significa que sea una boda “low cost”. No se puede elegir un proveedor o servicio para tu boda sólo por el precio, influye en la decisión, si pero no debe serlo todo. Personalmente creo que el término low cost está sobrevalorado en las bodas.

Llegados a este punto y partiendo de la base de ¿Cuánto cuesta casarse? que os conté aquí hace tiempo hoy os vengo a contar

5  COSAS EN LAS QUE YO AHORRÉ EN MI BODA

1. ALIANZAS

No era éste uno de los puntos en los que tenía pensado ahorrar en un principio pero fue uno en los que lo tuvimos más claro al comprobar el precio del oro allá por el 2012. Alianzas que no bajaban de 400-500 euros cada una. Y yo pensaba en esos euros y en que probablemente perdería la mía y sufría en silencio. Cuando decidí hacer público mi sufrimiento resulta que mi marido también llevaba tiempo dándole vueltas al mismo tema, así que pasábamos del oro y nos íbamos a otro metal. Claro, entiendo que pueda quien se escandalice por ahorrar en algo como los anillos de la boda pero es que aunque yo deseaba el momento anillazo con todas mis ganas, soy más de sentimientos que de símbolos y soy de las que piensa que llevar un anillo no iba a cambiar nada. Porque querer ya nos queríamos desde antes de llevarlo.

2.COCHES

A pesar de los cochazos que hay a nuestro alrededor disponibles para las bodas (como estos) yo tenía claro que mi presupuesto no iba para ellos. Desde que descubrí las escaleras del Palacio de Luces supe que yo tendría que hacer mi entrada en mi boda por ellas por lo que la opción coche de la novia estaba descartada. Nos quedaba el novio y su “yo voy en mi Seat Ibiza tan tranquilo” No perdona cariño, tu Ibiza me lo llevo yo que en algo tendré que llegar al Palacio para prepararme. Varios invitados se ofrecieron su coche como coche del novio. Miramos algunas webs de alquiler de coches deportivos sin conductor. Y después decidimos que quién mejor para llevar a el novio a su boda que uno de sus mejores amigos y su testigo de la boda. En su coche, ese que lavo dos veces porque justo cuando lo tenía limpio y preparado en el garaje lo llamamos para que saliera corriendo al aeropuerto (os lo conté aquí). Un Peugeot 306 azul metalizado se convirtió en el coche de novio perfecto. Y compartir trayecto con un gran amigo fue genial para mi chico.

3. PELUQUERÍA Y MAQUILLAJE

Venga va, lo reconozco. Llegados a este punto tuve mucha suerte. Lógicamente no tenía pensado ahorrar en este aspecto que una es novia una vez en su vida y aunque se guste mucho con la cara lavada no es el día para aparecer con ella así y el pelo recogido con dos horquillas mal puestas. Me casé en festivo y mi peluquera de confianza me dijo que no abría ese día por lo que comencé a mirar esas peluquerías de las que todo el mundo habla en mi cuidad. Y lo de pagar 250 euros por peinarme porque era festivo y era novia me aluciflipo. Vamos, que volvemos al plan de las horquillas mal puestas. En mi búsqueda de peluquería mi amiga Patricia, mi testigo de boda me dijo un día que qué hacía buscando si ella me iba a peinar y maquillar. Y aquí la que no quería poner  a ningún invitado a trabajar ese día no se pudo resistir. Ella se ofreció, ya tenía buscadas posibles opciones, me hizo todas las pruebas necesarias  a horas intempestivas, soñó varias noches con que se rompía la mano y no me podía peinar, aguantó todas mis dudas y el 8 de Septiembre me dejó espectacular. Y me lo digo yo misma porque tengo a mi abuela lejos. Y ahorre, vaya si ahorre porque mi amiga decidió que aquello era parte de su regalo (regalazo más bien) y no me costó más que dos sandwiches con patatas paja.

4.DETALLES

Una vez que teníamos claro los detalles que daríamos a nuestros invitados decidimos pasar de tiendas y tirarnos directamente a por mayoristas que también vendían a personas no autónomas o empresarias. No hicimos una excursión a Cobo Calleja (os aseguro que en el 2012 y años antes ir al Cobo Calleja era una excursión en la que podías encontrar de todo y a un precio de risa… ahora no sé como estará pero podéis echar un vistazo) pero navegamos mucho por Internet (sobre todo en esta página de la que os hable hace muchooooo), acudimos a imprentas directamente y conseguimos los artículos con un coste bastante inferior a los que nos pedían en tiendas físicas.

5.FLORES Y DECORACIÓN

Al haber elegido como enclave para la boda un lugar muy bonito y que cuida la decoración no tuvimos que gastarnos mucho en decoración. Hay salones de boda en los que todo esta tan cuidado que meter decoración extra es casi estropearlo un poquito. Sólo decoramos el espacio exterior dónde tendría lugar la ceremonia. Y tampoco fue necesario dejarse un riñón en ello. Menos es más y si el sitio te aporta una decoración en forma de Sierra del Sueve y Mar Cantábrico por el mismo precio con un par de detalles bien colocados tienes un lugar perfecto para decir ¡sí quiero!

Me chiflan las flores pero me da pena cuando se marchitan… qué se va a hacer! Le dediqué poco tiempo al tema floral porque los dos árboles que coronaban el lugar de mi ceremonia me parecían lo más ellos solos (aunque ahora les hubiera metido un toque diferente seguro) y pensé que en vez de decorar con flores lo hacía con avellanas y manzanas. Encargué paniculata sin consultar con mi chico para un par de jarrones y rincones y descubrí que la odia con todas sus fuerzas. ¿Por qué has escogido esa flor que se le pone a los muertos en el cementerio? Vaya, yo no lo veía así y lo sentía por él… Había decidido que la paniculata se venía de boda y mi cartera estaba encantada.  Eso sí, en el ramo estaba dispuesta a romper hasta la hucha, sabía lo que quería y acepté el precio que me dijeron sin buscar más opciones.

Estos son los aspectos de mi boda en los que yo decidí que me ahorraba unos euros pero como dijimos al principio, en qué ahorrar en una boda es una cuestión de prioridades, gustos e intereses…¿Cuáles fueron los aspectos de tu boda en los que ahorraste o vas a ahorrar?

FOTOGRAFÍAS: Nuria Fernández. Rafer Fotógrafos.