Como firma transgresora, fuera de lo común, que con cada colección consigue engrosar su lista de seguidores y detractores, me encanta.
Lo que no me gusta tanto es ese afán de colarnos horteradas y sinsentidos al más puro estilo del cuento "El traje nuevo del emperador", ése en el que unos timadores engañaban a un emperador y le cobraban una fortuna para que después apareciera semidesnudo ante sus súbditos.
Camisetas agujereadas a mil euros, pantalones que daría vergüenza sacarlos a la calle por lo ajados, rotos y viejos que parecen a millonadas, zapatos que bien pareces hechos con piezas de Lego, chupas de piel punkys ochenteras que parecen sacadas del rastro con cientos de tachas oxidadas...no, lo siento, por mucha moda que sea, yo no trago.
Pero su poder como creador/revividor de tendencias es indiscutible. Uno de los últimos ejemplos que empiezan a cuajar es el de la propuesta para este próximo otoño/invierno: ¡las sudaderas galácticas ochenteras!
Yo la verdad es que puestos a galactiquear, me quedo sin duda con algo auténtico de verdad.
Besitos que hacen ruidito al andar.