En verano, redescubrí Montreal y Quebec

Por Verónica Marmolejo
 
Visité Montreal y Quebec en pleno invierno a principios de 2013 y desde entonces quedé encantada con la primera y enamorada de la segunda. Tanto fue mi gusto por conocerlas a ambas que me prometí regresar con mi familia, lo que cumplimos finalmente el pasado verano. Cuál sería mi sorpresa al encontrarme con otras ciudades totalmente diferentes a las que conocí. Montreal y Quebec son un destino en invierto y otro en verano, no hay mejor ni peor, son sencillamente diferentes.
Invierno es el momento de disfrutar el fuerte invierno, de la “comford food” (término que aprendí allá), de beber chocolate caliente, andar bien abrigado, esquiar o jugar en la nieve, admirar los blancos paisajes y simplemente disfrutar de esos momentos que parecen tan detenidos por el tiempo; donde todo transcurre lento y con paciencia. Así son Montreal y Quebec (Provincia de Quebec, Canadá) de octubre a febrero más o menos. 
En esa época del año los habitantes de ambas ciudades no se quedan en casa, pero tampoco andan demasiado en las calles. En Montreal se mueven muchos por el RES (subterráneo), mientras que en Quebec buscan el calorcito que la diversión de su carnaval les brinda. 
Son tiempos para reunirse bajo techo, beber un buen vino y degustar rica comida. Las noches son largas y aunque el sol brilla por el día, no calienta realmente. En Quebec se vuelven resbaladizas las calles. Las embarcaciones no navegan por todo el San Lorenzo y el encanto de la región se centra en la nieve y sus actividades.
En el verano, Montreal y Quebec se pintan de colores, de ruido, música, actividades callejeras y días muy largos, porque oscurece después de las 9 de la noche. Entonces, la gente no quiere estar bajo techo y eso hace que encuentres diversión y espectáculos de los festivales incluso después de las 11 de la noche, como fue la ocasión en que nos quedamos en una plaza de Montreal a ver un evento de Montréal Complètement Cirque que dio inicio a las 10:30 pm. Y luego de ello, caminamos hasta el Hotel Hilton porque son ciudades tan seguras que familias con niños, parejas y grupos de amigos van al igual que uno, a pie.
Por otra parte, durante el Festival de Verano de Quebec los conciertos terminan cerca de la media noche y es cuando todos regresan a sus hogares y hoteles, en plena tranquilidad y ambiente de cordialidad. Incluso uno que otro, aún a esa hora se para en algún foodtruck para saciar el hambre o el antojo.
Creeme que hay que visitar Montreal y Quebec en invierno y verano para conocer sus dos caras, ninguna es mejor que la otra. Con cuál me quejo? Difícil decidir! Mejor regresar una y otra vez, en cualquier época del año, porque siempre tienen algo maravilloso que ofrecer al visitante.