Corría el año 1906, cuando el modisto Paul Poiret presentó el primer vestido que prescindía del corsé, adaptándolo a las líneas femeninas del cuerpo. Aunque el corsé no desapareció de inmediato, el estallido de la Primera Guerra Mundial supuso la búsqueda de la libertad femenina, del reconocimiento de derechos, y la liberación del opresor corsé se convirtió en un símbolo de la lucha femenina.
Sus creaciones marcan la figura en forma de S, y además son auténticas obras de arte confeccionadas a mano, en las que cuida hasta el más mínimo detalle.