Investigadores del Alimentary Pharmabiotic Centre en la UCC han presentado una visión radicalmente nueva de la biología de la esquizofrenia y, más concretamente su base genética. Su trabajo, publicado en la revista Molecular Psychiatry, tiene implicaciones significativas para el desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento para el trastorno.
La esquizofrenia es una enfermedad del desarrollo del cerebro y uno de las más devastadores que afectan a los jóvenes. Por lo general comienza en la adolescencia o principios de los veinte años, y tiende a ser una condición de por vida en la mayoría de los casos. El riesgo de desarrollar el trastorno es de aproximadamente 1 en 100 en la población general. Sin embargo, si hay una historia de la esquizofrenia en la familia el riesgo aumenta de manera significativa.
Los gemelos idénticos son más propensos a compartir el trastorno que los gemelos no idénticos. Curiosamente, si los niños son adoptados el riesgo de la enfermedad se relaciona con la historia familiar de los padres biológicos y no a los padres adoptivos, lo que sugiere fuertemente que los factores genéticos son importantes.
Sin embargo, se ha avanzado muy lento en la determinación de los complejos genéticos de la esquizofrenia. El Prof. Ted Dinan y sus colegas de la UCC han publicado un trabajo sobre la genética de la esquizofrenia en la influyente revista Molecular Psychiatry. Ellos argumentan que los estudios genéticos realizados durante las últimas décadas han sido menos productiva en la determinación de la biología subyacente de la enfermedad y para ayudar a desarrollar nuevos tratamientos. En el paper, en el que vuelven a evaluar los estudios realizados hasta la fecha, presentan una perspectiva alternativa radical.
Dinan y sus colaboradores señalan que hay más de 100 veces más genes en las bacterias en nuestro intestino de las que existen en nuestras células. Muchos de estos genes juegan un papel fundamental en el desarrollo y la función del cerebro. En su laboratorio han encontrado que los animales criados en un ambiente libre de gérmenes, que no han sido expuestos a las bacterias, muestran la interacción social similar a la observada en la esquizofrenia, y estudios recientes indican que los antibióticos pueden ayudar a aliviar algunos síntomas.
La minociclina, que se utiliza con frecuencia para tratar el acné en adolescentes, tiene un impacto positivo en síntomas como los delirios y las alucinaciones, junto con el aislamiento social.
Hasta la fecha ha habido poco esfuerzo para explorar los genes bacterianos intestinales en los pacientes con el trastorno. El grupo de Dinan se centra actualmente en este enfoque con el fin de desarrollar tratamientos nuevos y más eficaces.
Dibujan un paralelo con el trastorno intestinal de la úlcera péptica, que al igual que la esquizofrenia tiende a darse en familias. Ninguna cantidad de pruebas genéticas de los pacientes habría encontrado la causa de esta enfermedad, que es en última instancia debido a los genes en la bacteria Helicobacter pylori.