Diseñadoras: Laura Valenzuela, Mariana Esperón, Verónica de la Canal y María Pryor.
Temática del encuentro: Un ida y vuelta de preguntas formuladas por el público, para que se organice un debate entre las diseñadoras a la hora de contestar.
Estas cuatro diseñadoras tienen un común denominador: ninguna de ellas se siente a gusto con lo que propone el mercado. Ellas no tienen ninguna intención de vestirse y vestir a sus compradoras con prendas que pueden conseguir en cualquier tienda, prendas que son hechas en series y que no son piezas únicas, sino que son virales. Las cuatro mujeres que abrieron la jornada un martes caluroso a las 10 am en el Palais Rouge tienen muy en claro que no son de esta época, que lo suyo es lo vintage, muchos encajes, joyas antiguas, el concepto de la poesía romántica antigua latente en su mente y en cada uno de sus diseños. No son un estilo de mujer que pasa desapercibida, tampoco son “algo más” del montón. Ellas fueron sacadas de época.
Laura Valenzuela por ejemplo no es solo una diseñadora de alta costura, sino que le encanta hacer collages vintage, redescubrir telas, encajes, sedas naturales y técnicas poco utilizadas en el país, como por ejemplo la técnica japonesa “Nuno”. Laura ha confesado realizar parte de un vestido con un mantel antiguo, ella al igual que el resto de las diseñadoras, acuerda con que uno a veces no tiene que por qué sentarse a planear una colección o un diseño, sino que esas ideas nacen de pequeños detalles, tales pueden ser de manteles, de algún encaje, de un paisaje, de fotografías de antaño. “Lo puro, lo original, lo mantengo vivo” expresa con pasión, amando lo único y fanatizando el concepto de lo poético, de la nostalgia, de la no frivolidad. Ella diseña fuera de tendencias, fuera de época, al igual que Verónica de la Canal, quien ha expresado con alegría “¡Si fuera por mí saldría todos los días a la calle vestida como María Antonieta!”. Verónica es fanática del renacimiento, época de la que habla totalmente enamorada “Es una época insuperable, la arquitectura, el diseño, la moldería”. Ella suele investigar todo el tema de la corsería, los brocados de antaño, rasgar en lo profundo de la ropa antigua de los años veintes, el concepto de la mujer sexy, la ropa interior detallada. De la Canal confiesa también “me gusta crear sensaciones… Para mí son piezas de arte (la ropa que usa y diseña) no ropa y nada más”. Y también concuerda mucho con Laura a la hora de admitir “No estoy detrás de la tendencia”.
María Pyror arrancó confesando que no le gusta hablar en público y la sepamos entender. Metió comentarios cómicos y crudos para romper el hielo y se autodenominó como fanática del trabajo de Tim Burton, director del cual amaría realizar todo un vestuario completo para una película. A la hora de hablar en general, del grupo de esas cuatros mujeres que estaban charlando y del que ella era parte dijo “Hay una base romántica que nos sostiene, pero jugamos desde diferentes lugares… A veces la moldería no nos alcanza, queremos salir. Uno juega a buscar”. No pudo evitar nombrar en varias ocasiones inspiraciones claves pertenecientes al mundo de la moda europeo, como fueron Alexander McQueen y John Galliano. Y en conjunto, con Verónica y Laura contó que también planea colecciones enteras de pequeños detalles, como puede ser una puntilla, o de una tela, admitiendo que su mundo es cada desfile.
Un poco diferenciada de las tres diseñadoras planteadas hasta ahora, encontramos a Mariana Esperón, quien diseña masivamente para diferentes tiendas, pero admite que le gusta agregar detalles que hagan a cada prenda única y suya, y que sean detalles a mano. También posee dos negocios propios de ella, en donde vende prendas exclusivas. A comparación de las demás diseñadoras, Mariana no se dedica a ciencia exacta a la alta costura, por lo que tiene un trabajo más acelerado ya que tiene que estar pendiente de las tendencias nuevas que van a venir para poder desarrollar en base a ello sus nuevas colecciones, para así poder vender a otras marcas. Mariana confiesa que se introduce en una búsqueda de un objeto que trascienda, que hay distintas maneras de mirar un diseño y que el diseño de indumentaria “es un lenguaje sin palabras”.
Fue una charla acelerada y motivada que duró dos horas, y sin duda fue un cálido espacio en donde todos pudimos hacer preguntas, las cuales siempre fueron contestadas con respeto, dedicación y comprensión por el lado de las diseñadoras. Se tocaron diferentes tópicos, no obstante me gustó mucho la idea de presentar hoy un poco lo que fueron las explicaciones de cada una de ellas con respecto a su trabajo, a la hora de diseñar, transmitir y demostrar que lo que hacen (de lo que viven) no tiene intención de ser banal, viral y repetido, sino que se esfuerzan desde encontrar las telas específicas que soñaron, encajes de más de cien años, sedas totalmente naturales, y adornos que hagan a la mujer más femenina, y que permita esto que se sienta única. Son mujeres, diseñadoras, que buscan hacer que lo que hacen, sea parte de un momento único, emotivo y duradero, en la memoria de sus clientas. Ellas hacen arte, piezas únicas, sacadas del contexto de últimas tecnologías y de la globalización. Ellas retroceden varias décadas y siglos para diseñar con frescura, vestuarios únicos.