Endorfina: el beneficio de una vida activa

Por Kheldar @KheldarArainai

Si quieres saber cómo puedes sentirte bien de manera natural, sin aditivos ni colorantes, ojo al dato con lo que te cuento hoy: ¡aprende a elevar tus niveles de endorfina!

Ya sabes que en esta casa defiendo un estilo de vida activo a todos los niveles, y que te animo a cuidar especialmente de tu vida sexual. En ese sentido, he recibido una consulta sobre las hormonas y los neurotransmisores que me ha puesto a investigar como un loco:

Hola Sergio, 

Espero que tú y los tuyos estéis bien con esto del coronavirus. Yo tengo un problema que me gustaría comentarte. 

Bueno… La verdad es que estoy bien la mayoría del tiempo, pero estoy teniendo cada vez más dolores y mal genio. Desde el confinamiento me ha cambiado el sueño, el apetito, la energía y el deseo. Masturbarme, el cibersexo y entrenar en casa me saben a poco. 

¿Se te ocurre algo que pueda hacer para relajarme y disfrutar más? 

Gracias de antemano por tu respuesta.

Y sí que se me ocurre: aumenta tus niveles de endorfina. ¡Entremos en detalles!

¿Qué es la endorfina y en qué nos beneficia?

La endorfina es uno de los neurotransmisores con los que cuenta nuestro cuerpo. Su nombre viene de la contracción de las palabras “morfina endógena”. 

Como los demás opioides, la endorfina genera estados de euforia y alivia el dolor, con la diferencia de que se genera dentro de nuestro propio cuerpo.

Su acción sobre el sistema nervioso central provoca que se eleven también los niveles de dopamina, que es el neurotransmisor que asociamos con el placer. Bonito el combo, ¿verdad?

Sabiendo esto, podemos procurar que nuestra química corporal trabaje a nuestro favor. 

¿Cómo podemos elevar nuestra endorfina de forma natural?

Hay varios consejos de corte general:

  • Practica actividades físicas de distintas intensidades. Tanto el ejercicio cañero (HIIT, crossfit, calistenia, baile, artes marciales…) como el ejercicio relajado (caminatas, yoga, pilates, tai chi…) te sirven.
  • Dedica momentos del día a hacer cosas que disfrutes. Escuchar música, pintar, escribir, conversar, crear cursos… Tú sabes lo que te apasiona. ¡Procúratelo!
  • Ríe más. La risa y la diversión están asociadas con los aumentos de endorfina y con umbrales de dolor más elevados.
  • ¡Muestra más afecto! Las caricias, los abrazos y la cercanía física estimulan la producción de endorfina. Y ni siquiera hace falta que sea con tu pareja, o que exista intimidad sexual entre la otra persona y tú. 😉
  • Vigila lo que comes. Tanto el chocolate como el picante producen un aumento de tu endorfina, pero no hay que abusar de ellos.
  • Investiga una tienda erótica donde encontrar suplementos, cosméticos y otros aportes para incentivar el deseo. Algunos sex-shops ya los venden, además de las famosas feromonas. 
  • Y finalmente, mi favorito… ¡Ten más orgasmos y eleva tu capacidad para excitarte!
¡Endorfinas a tope! Felices en pareja.

Eso sí: ¡vigila los excesos! 

El cuerpo tiene una interesante función de regulación llamada homeostasis. 

Cuando detecta que abusas de cualquiera de los consejos anteriores, reduce la producción de endorfina y te obliga a hacer más para obtener los mismos niveles… Lo cual puede conducirte a adicciones curiosas, como la adicción al ejercicio físico intenso.

¿Es cierto que la excitación y el orgasmo suben la endorfina? Te lo cuento con una anécdota.

Pues mira, sí. Y como no soy médico ni biólogo, te lo explicaré de la manera más chistosa y cercana que conozco. 

Hace muchos años que leí una entrevista a una actriz y modelo famosa (probablemente Tera Patrick). En ella, declaraba que se acostó con un fan que le pidió una foto y tuvo la mala suerte de meter su pie en una sima volcánica y quemarse gravemente.

Su idea para tal gesto con su fan era “que una quemadura grave no te deje sin sexo”, y se me quedó grabada. 

Años más tarde, me operaron de la rodilla… Y me acordé del “que no te deje sin sexo”. Así que lo puse a prueba.

Mágicamente, toda la tensión muscular que había acumulado en la zona y me provocaba dolor se esfumó. ¡Simplemente desapareció! Algo que no habían conseguido inyectándome morfina, lo pude lograr por mis propios medios… Aunque con algo de ayuda externa, claro.

Nada más salir de quirófano, lo único que podía hacer para obtener placer era leer, jugar a la consola y ver series en cadena. Solamente así conseguía dormirme. 

El toquecito de intimidad sexual fue la clave para mí, pues produjo un pico importante de endorfinas.

Estuve en el dique seco bastante tiempo, parte por mi propia falta de apetito y parte por el respeto al enfermo, ya que nadie quiere hacerte daño. 

Pero oye, ¡nada que un poquito de cuidado no consiga! Y tras ese primer acto sexual después de la operación, casi me pongo a bailar. De hecho, pude volver a caminar con más soltura (aunque todavía con muletas).

Y como el que se quema con leche sopla los yogures; para evitar que me pinchasen anticoagulantes durante un mes, me empeñé en caminar y estar activo cuanto antes. Me motivaba con la idea de volver a ver a mi gente y volver a participar en mis actividades favoritas. 

El resto vino solo. Con cada nuevo aporte, mis niveles del buen estrés aumentaron y los del malo se redujeron… Así que mis endorfinas me colaboraron para regresar a la normalidad.

Como remate de esta anécdota: no tomé analgésicos durante el resto del postoperatorio, excepto en los peores momentos. Me recetaron Enantyum, paracetamol e ibuprofeno para que tuviera tres ayuditas, pero pocas veces las necesité.

Ya tenía mis rutinas de autoplacer… Y no todas ellas sexuales.

¿Qué te parece este asunto de la endorfina? ¿Le ves utilidad para ti?

Hay personas que lo están utilizando para aumentar el beneficio de los tratamientos contra la ansiedad, la depresión y el dolor crónico. 

También puede que conozcas el estado de flujo y el subidón del corredor, que son estados de ánimo especiales generados por una actividad que disfrutamos y cuyo nivel de esfuerzo nos conduce a liberar endorfinas y desafiar nuestros límites. 

Si todo esto tiene sentido para ti, me gustaría que me lo digas en los comentarios. 

Y si tienes alguna anécdota personal sobre esto, ¡me encantaría conocerla!

Un abrazo y hasta la próxima entrada.