Suele
ser asintomática durante años y en los casos en que se produce sintomatología
esta aparece entre una y tres semanas posteriores al contagio. Los síntomas de
esta enfermedad pueden variar entre hombres y mujeres, por lo general en ambos
sexos se suele compartir la presencia de inflamaciones en las vías
genitourinarias que cursa con dolor al orinar o mantener relaciones sexuales. Puede
transmitirse tanto por vía vaginal como por vía anal o incluso oral, pudiendo
infectar no solo el tejido genital sino también la faringe o el ano. Además de
ello también puede contagiarse tras tocar con las manos los genitales de las
personas infectadas. Su baja prevalencia hasta el momento y su confusión
sintomatológica con otras enfermedades de transmisión sexual han provocado que
el micoplasma genital sea poco conocida e investigada, existiendo muy poca
información al respecto. Resulta frecuente que el mycoplasma genitalium sea
confundido con la clamidia o en ocasiones con la gonorrea, si bien se trata de
infecciones diferentes causadas por bacterias distintas. Asimismo, existen
pocas pruebas específicas que permitan diagnosticar esta enfermedad y la
mayoría de ellas son muy recientes y están disponibles es pocos hospitales y
clínicas. A nivel general suele recogerse y analizarse un exudado de las secreciones
o la orina del paciente. El tratamiento se realiza con macrólidos o con
azitromicina. La utilización de métodos de barrera previene el contagio.