Enhebrar el hilo del tiempo. Las Sinsombrero.

Por Ripu77
En el cajón de las fotografías había una caja llena de postales. Todas dirigidas a mi madre y la mayoría con una misma misión: felicitarle el día de su santo. Desde que sus hermanas mayores y sus primas habían abandonado el pueblo para ir a servir a la ciudad, no olvidaron ningún año su misiva el dieciséis de julio. Me gustaba leer esas tarjetas e imaginar la cara de mi madre. Unos ojos que no habían salido nunca del Pirineo y que recibían no solo imágenes del barullo gris sino muestras de cariño y de recuerdo que ella aún conserva a día de hoy.Analizando lo que contenía la caja fui capaz de establecer el tapiz de relaciones de mi familia. Aquellas que dejaron de escribirle, las que lo continuaron haciendo no solo ya en fechas señaladas, las que necesitaban contarle sus aventuras y desventuras en tan poco espacio de papel. Las que siempre estuvieron ahí, las que no. Me di cuenta entonces cómo es posible mediante esas relaciones epistolares formar el tejido que explique la amistad, los lazos, los secretos, las vidas de dos personas unidas por un sello.

Seguramente esa sea una de las razones por las que el trabajo de Tània Balló me deleitó desde el principio. Porque ella había hecho a gran escala lo que yo disfrutaba haciendo ya de muy joven entre mis mujeres. Porque ella a través de esas búsquedas, lecturas y conexiones, me descubría a un conjunto de mujeres que fue vital para el transcurso de la historia: Las SinsombreroLas hubo, como mi madre, que guardaron ellas mismas todas las cartas. Carmen Conde consiguió así salvaguardar la memoria y poder crear la red entre las autoras exiliadas y las que se quedaron en la España amordazada. Delhy Tejero dejó escritos todos esos nexos en su Cuadernines, la cuestión era dejar constancia a puño y letra de todo lo que acontecía y traernos a nuevas protagonistas a escena. Así lo hicieron sus diarios acercándonos a Rosario de Velasco, por ejemplo. Conocemos la relación de Lucía Sánchez Saornil con la mismísima Emma Goldman, mediante una carta en la que le cuenta sus periplos. Poemas dedicados con los que comprobamos el amor, la necesidad y la sororidad existente entre ellas; como el de Concha Méndez a Consuelo Berges. O cómo hablan entre dos de una tercera, como una carta entre Berges y Carmen Conde nos lleva hasta Margarita Ferreras. Hilos conductores que nos ayudan a dibujar el entramado.                 
La lectura de estas ocultas e impecables en la segunda parte de Las Sinsombrero no puede dejar a una indiferente. Menos aún si con el primerodescubrió la que se convertiría en la escritora de su vida, Rosa Chacel. Tània Balló, no debe llegar a imaginar cómo compartiendo todas esas historias nos hace grandes, invencibles. Nos aporta lazos infinitos, una nos lleva a otra y esa nos descubre nuevos mundos a los que acudir para sentir y emocionarse como antes no había hecho.
Tener un cómplice como mi hermano hizo que de nuevo se cumplieran mis deseos. Quería darles ese azul y ese oro que veis. Hacerles un pequeño homenaje como una necesidad de cerrar el círculo, quizá, o puede que como una urgencia en forma de agradecimiento por el regalo de sus recuerdos. Gracias a Xavi por estas maravillas ilustradas, porque no las dibujó mirando fotos simplemente, sino conociendo todas y cada una de las historias. Gracias a Tània, por no cesar en el empeño de dar vida a la historia silenciada, de hacernos conocedoras de todas estas vidas que hacen la nuestra más plena.Como dijo Miguel de Unamuno y certificamos con ellas, con nosotras mismas, “Me gusta escribir cartas, es lo más lírico y menos ilativo”, lo que él llegó a llamar su epistolomanía, por no querer dejar nunca de escribir cartas, justo eso: ese ansia viva, ese afán escribidor gracias al que podemos saber y enhebrar el hilo del tiempo.


 *** Podéis comprobar que os compartimos las ilustraciones sin marca de agua ninguna, pero que están firmadas por su autor, Xavi Riba, y por lo tanto tienen nuestro copyright y su uso o reproducción están completamente prohibidos. Gracias por la comprensión al esfuerzo y las horas invertidas.