Enrique Asensi. La esencia de la escultura

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

"El silencio se halla tan pleno de sabiduría potencial y de espíritu, como un bloque de mármol en bruto es, en potencia una gran escultura"
Aldous Huxley

"La arquitectura es la ordenación de la luz; la escultura es el juego de la luz"
Antoni Gaudí

Recientemente tuve ocasión de visitar la casa-taller y el parque de esculturas de Enrique Asensi (Valencia, 1950), situado en la pequeña localidad de Les Gunyoles, colindante con Avinyonet del Penedès, a sólo 50 kilómetros de Barcelona.

Un lugar fascinante, ya que se encuentra en medio de las viñas y del bosque y desde la casa se ve el macizo de El Garraf.

Con motivo de la exposición que realiza actualmente en la sala de arte La Galeria de Sant Cugat del Vallés -donde había expuesto anteriormente en 2007 y 2011-, pude conectar con el artista que me invitó a su taller, que compagina con otro que tiene en Colonia, ubicado en una antigua nave industrial en la cuenca del Ruhr. Por ello, su obra es más conocida y valorada en Alemania que en nuestro país, ya que allí suele exponer con regularidad. De todos modos, estos últimos años también ha mostrado sus trabajos en el Museo de Montserrat y en el Museo Can Mario de Palafrugell (Girona) -una de las sedes de la Fundación Vila Casas-, en el Centro de Arte Contemporáneo de la Fundación Antonio Pérez de Cuenca y en el Tinglado 1 del muelle de Tarragona.

Enrique Asensi se formó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de su ciudad natal. En 1977 se fue a vivir a Alemania con motivo de una beca que le concedió la Diputación Provincial de Valencia. Su esposa Monika es alemana, aunque se conocieron en Valencia cuando ella estaba estudiando español. Al poco tiempo de estar en dicho país ganó un premio de escultura, cuyo importe le sirvió para alquilar un estudio y dedicarse a esa actividad creativa. Según el artista, "el ambiente del coleccionismo en Alemania es naturalmente mucho más amplio que en España. Hay mucho arraigo y tradición y por eso creo que se puede vender más y vivir mejor del arte".

Su primera exposición individual fue en 1987 en el Museum Zons de Dormagen (Alemania). Anteriormente ya había participado en una colectiva en Hannover, en la Kestner-Gesellschaft. Su obra se ha podido contemplar en diversas ocasiones en ARCO a través de las galerías Stefan Röpke de Colonia y Madrid durante el periodo 1997-2006 y la galería Trama de Barcelona en 2006. También ha expuesto en las galerías Arnés y Röpke de Madrid, Maior de Pollença, Luís Adelantado de Valencia y la galería Barcelona y en la Fundación Niebla de Casavells (Girona).

Es miembro de la Academia Europea de las Ciencias y de las Artes con sede en Düsseldorf. Se trata de una academia de enorme prestigio que cuenta con dos mil miembros, entre los cuales figuran diversos premios Nobel.

Su obra se mueve dentro del apartado de la abstracción geométrica, aunque también se puede relacionar con el minimalismo. De todos modos, podemos afirmar que su obra es muy singular. Posiblemente el hecho de llegar a Alemania y en lugar de abrirse e integrarse en su entorno artístico, hizo lo contrario, ya que se encerró en su estudio y se aisló de lo que acontecía a su alrededor, para así no recibir influencias externas. Por ello su visión de la escultura está lejos de unos "ismos" concretos, aunque obviamente tratemos de incluirlo en alguno de ellos, al menos para que el lector tenga una cierta referencia de cómo construye sus esculturas, con la particularidad de que suele emplear más de un material en una misma pieza.

Una parte muy importante de su obra consiste en crear esculturas a partir de bloques de piedra de grandes dimensiones, donde se aprecian unas formas totémicas, casi espirituales, que convergen hacia el infinito. La piedra y el metal -el acero corten principalmente, que tiene una composición específica- son sus materiales preferidos. En cambio, cuando crea formatos más reducidos, como por ejemplo las esculturas presentadas en La Galeria de Sant Cugat, emplea también el alabastro, el mármol, el hierro, el bronce y la diabasa -también conocida como piedra verde que posee una gran dureza- y que junto con el granito alemán, sudafricano, indio, sudamericano y gallego -proveniente de Porriño, localidad cercana a Vigo-, son sus materiales preferidos. Una particularidad de su interés por la piedra es que las busca en diferentes canteras alemanas o de cualquier otro lugar, ya que dependiendo del origen y constitución de la piedra le sirve para crear un tipo determinado de esculturas.

Para él, el tallar o trabajar un bloque de piedra es una cuestión técnica, aunque "el proceso de tallado crea un diálogo con el material respectivo. Un granito, por ejemplo, lo trabajo de manera diferente que una piedra caliza, que tiene óxidos de colores maravillosos, inclusiones y fósiles". Respecto al uso que hace del acero corten, en principio es de color gris, pero al oxidarse en el exterior se vuelve rojo óxido y a la vez se torna impermeable. La mayoría de sus obras suelen contener dos materiales, ya que "la relación entre ellos crea una fuerza particular (...), siento la energía, la descubro. La energía es para mí la única verdad que puedo entender".

La idea que tiene uno de su trabajo es que en lugar de que el artista penetre en el interior de la escultura, es al revés, o sea, es la propia obra la que se introduce en el pensamiento del artista, ya que "lo que tengo en la cabeza no me guía, ni tampoco la lógica (...), ninguna norma me guía. Lo que tengo ante mí es un caos natural -una nada, un vacío- y lo afronto con concentración".

Una particularidad de su manera de proceder es que en muchas de sus obras aparece un corte vertical que sirve para que la escultura respire, o lo que es lo mismo, que este espacio abierto permita el diálogo entre el interior y el exterior de la obra. Incluso hay piezas que permiten al espectador observar lo que ocurre detrás de ellas, principalmente si se encuentran en el espacio exterior, sea en un jardín, una plaza o en el propio parque de esculturas.

No sólo hay esculturas en forma de tótem o menhir, sino también aparecen estelas y bloques de piedra que se apoyan en una pared o muro, o bien a modo de instalación, como por ejemplo Intra Muros (2013), que consiste en agrupar cuatro muros de piedra y de acero corten apoyándose entre ellos. Según el artista se trata de un espacio "al que de ninguna manera podemos tener acceso, puede conllevar muchos significados, puede custodiar un secreto, puede ser una metáfora para un pensamiento, pero también puede tratarse de un lugar espiritual". Como podemos comprobar una obra abstracta constituida por una serie de bloques de piedra unidos por el acero corten puede tener diversas interpretaciones, y en cambio si se trata de una obra figurativa a veces sólo puede tener una.

Como hemos comentado anteriormente, Asensi vive y trabaja durante medio año en Les Gunyoles, y consideró que era apropiado, sobre todo por la enorme extensión de la finca, colocar un gran número de esculturas que se distribuyeran por toda ella, ya que piensa que las esculturas pertenecen al mundo natural. Por ello en 2016 creo un parque de esculturas que se distribuye por todo el terreno a través de un circuito que puede durar más de una hora, si lo hacemos paseando y contemplando detenidamente cada una de las treinta obras instaladas, con la particularidad que no siempre son las mismas, ya que las va cambiado dependiendo de si se exponen en algún museo o centro cultural, o bien si son adquiridas por un coleccionista o una institución. De hecho, no deja de ser una especie de galería de arte al aire libre. Ralf-P. Seippel en el prólogo del libro Parque de esculturas. Enrique Asensi, señala que en este parque de esculturas "se percibe el impacto que ejerce cada lugar específico, junto a su vegetación, clima y luminosidad, en la percepción de la escultura. Las esculturas inciden en y sobre el espacio, así como el espacio responde a las esculturas".

La primera escultura que recibe al visitante es Pequeña estela (2011), pero es casi de tamaño natural, cuya parte superior es de granito de Sudáfrica y el resto de acero corten. Entre ambos materiales aparece un orificio rectangular. Se encuentra a la entrada de la casa como si se tratara de un guardián que cuida de que no se introduzcan espíritus malignos en ella. Cerca hay otras dos estelas similares elaboradas con los mismos materiales, aunque realizadas posteriormente.

Una pieza de considerable belleza y elegancia es Vidas horizontales (2014) de piedra caramiel y acero corten, parecida a las anteriores pero con la diferencia de que la base -de acero- es más ancha que la parte superior -de piedra-, ya que si la observamos de abajo a arriba se va estrechando paulatinamente. La hendidura que surge en el centro de la pieza también va de más a menos.

Una de las piezas en las que la piedra se apoya en una pared es Pasión (2015). Se trata de una mole de piedra de textura dolomítica proveniente de Anröchter, que tiene la particularidad de poseer dos colores diferentes; una parte está trabajada a base de unas hendiduras horizontales de tonalidad amarronada y en el medio está sin esculpir, tal como proviene de la cantera, aunque de color gris. Está adosada a un tablero de acero corten. Siguiendo el circuito se halla Torreón (2016), que como el título indica tiene forma de torre de defensa en cuya parte superior surgen cuatro orificios rectangulares a modo de obertura, que bien pudieran servir para observar al enemigo y defenderse de su ataque. Como ocurre en la mayoría de las piezas, en la parte superior hay la piedra que, en este caso, se trata de granito de Galicia, cuyos lados son diferentes, ya que dos son porosos y los otros dos pulidos. La parte inferior es de acero corten.

Al lado mismo de un viñedo aparece Granada II (2012), totalmente trabajada en acero corten, donde se juntan seis cuerpos iguales formando una especie de pájaro de pie, aunque Enrique Asensi lo asocia a "los guardianes que espalda contra espalda custodian algo misterioso". En cambio, el título no está relacionado con la ciudad andaluza sino con el fruto de la granada o el arma de mano.

En la parte más alejada de la casa, en medio de los viñedos y al lado del bosque, hay una zona donde se agrupan una serie de esculturas, con una cierta homogeneidad entre ellas, ya que tienen formas totémicas, algunas con oberturas y otras totalmente cerradas. Sobresale entre ellas Mastaba (2013), también de acero corten y piedra dolomítica de Anröchter. La piedra está protegida por el metal, lo que produce un efecto óptico muy acentuado, como si fuera "un portal monumental", que el artista ve como algo que "crece de la tierra y remite al concepto de resurrección". Por ello el título de la obra nos aproxima al mundo mesopotámico -ziggurats- y egipcio -pirámides-.

Otras de las piezas de acero corten que se acercan al concepto de guardián es Sin título (2010), pero a diferencia de Granada II solamente hay dos, y en uno de ellos el cuerpo que aparece es el esqueleto del guardián, lo que origina la sensación de obra abierta, al menos, por un lado. Aguja (2015) es una escultura totalmente de acero corten que surge también de la tierra, cuya parte inferior es más estrecha que el resto de la pieza. Son dos cuerpos semirectangulares que se unen en forma de lápiz o de un cohete que choca con la superficie y no ha llegado a explotar. Terminando el circuito encontramos la obra más antigua de las que se exponen: Cruces y hombres (1989), de bronce y de piedra de Caramiel. De algún modo recuerda las cruces gaudinianas que se ven en algunos de sus edificios. Encima de un enorme pedestal surgen cuatro cruces diferentes que también pueden representar a cuatro personajes con los brazos abiertos.

Como hemos mencionado anteriormente este parque de esculturas no es permanente, sino que se va modificando, por ello en las exposiciones realizadas en el Museo de Montserrat, los tinglados del Puerto de Tarragona y en Can Mario en Palafrugell, por citar sólo las muestras más importantes que ha efectuado en Catalunya, se han podido exhibir algunas de ellas. En la muestra Miralls de pedra de Montserrat, debido al enorme peso de las piezas se tuvo que adecuar la sala -también ocurrió en Palafrugell-. Un aspecto destacable de ella era la luz que incidía en cada una de las obras, así como las sombras que se proyectaban y la música, produciendo una sensación de placer y sosiego en el espectador -suponemos que la solitud y el silencio de un monasterio lo favorecen.

En la misma exposición también se exhibían unos cuadros realizados en cera caliente sobre madera, que no dejan de ser una especie de esculturas colgadas en las paredes, pero bidimensionales, elaborados a base de fuego, cinceles y cuchillos. Para Asensi estas pinturas hechas con cera son frágiles y eternas a la vez, continuando los "pasos de los iconos de cera que hablan de sacrificio, de amor, de espiritualidad (...) unas heridas que provoco en los cuadros para hablar de la génesis, de cómo se forma el ser".