Enrique Barro, diseccionando un lápiz de color

Por Articulación Cultural @articulocultura

Enrique Barro, es un joven artista de Barcelona. Definir su trabajo es un poco complejo porque su materia prima, y el material que utiliza en sus composiciones son lápices de colores, pero no los utiliza de una manera ordinaria, sino que con los lápices de colores crea delicadas esculturas y formas.

Antes de su obra, y para conocer algo más al artista, hay que explicar que estudió en la escuela Massana pero no acabó los estudios, porque según el mismo artista, en su tiempo de formación aprendió que “el arte no tiene significado por mucho que un mismo tenga un discurso”, y de este modo abandonó los estudios pero no su carrera artística.

De hecho, durante esta etapa de aprendizaje, hay que destacar que trabajó como ayudante del escultor catalán Xavier Corberó, un importante escultor catalán, muy influyente internacionalmente y reconocido con numerosos galardones y con trabajos muy destacables.

Después de dejar los estudios de escultura, Enrique Barro, pasó una temporada en Estados Unidos, en Polonia, y finalmente se instaló en el bajo Ampurdán (Gerona), donde actualmente vive y trabaja.

Durante este tiempo ha realizado varias muestras y exposiciones. En Barcelona ha colaborado con galerías como la N2 o la Galería Joan Gaspar, y en Madrid con la Art Teka Gallery, y ha sido finalista dos años consecutivos en el premio de escultura y pintura de la fundación Vila Casas.

Tal como decíamos, uno de los materiales más utilizados en sus composiciones son los lápices de colores, porque tal como concibe el artista este material, cree que “El lápiz es un elemento pop, un elemento muy cotidiano, como una cuchara. Es un objeto conductor entre mi discurso artístico y el espectador.”

Con esta declaración tan contundente, y haciendo referencia al pop art, entendemos que al comparar el material que él utiliza con algo pop, lo que pretende es utilizar elementos de la cultura popular, imágenes y materiales al alcance de todo el mundo, en contrapartida a la cultura elitista que a menudo se da y relaciona en el mundo del arte.

Y para acabar de entender como trabaja y antes de hablar de algunas de sus obras, hay que destacar que trabaja a partir del material que produce un lápiz, que exprime todo el potencial que le puede sacar y que encontró su inspiración, tal como él dice “en el microuniverso que dibujaban los lápices de manera involuntaria al hacerles punta, como el polvo que cae y la marca que deja.”

A partir de estas ideas, este artista fue encontrando un motivo, un discurso y un material, y convierte objetos de nuestra vida cotidiana en material artístico.

A modo, casi, de reciclaje, utiliza todas las partes del lápiz sin despreciar ni dejar de lado ningún elemento. De este modo los resultados tanto en formas, como de texturas son muy nuevas y casi infinitas.

Así, de una herramienta cómo es para él un lápiz de color, aprovecha desde la madera que sobra cuando se hace punta, para realizar esculturas y paisajes, o los residuos que se generan en el mismo hecho de hacer punta, como es el polvo de colores o los restos de la mina, para generar así las nuevas texturas, y poder hacer a partir de aquí collages muy peculiares.

Por ejemplo, alrededor de su composición “memorias de un lápiz” reflexiona sobre la corta vida y uso que le damos a un lápiz, “Normalmente la gente no utiliza ni un lápiz entero en toda su vida, y cuando lo utiliza, le van sacando punta despacio.” Lo que hace el artista en esta pieza es hacer punta a un lápiz de golpe,  de un tirón, a partir de esto genera formas muy sugerentes, y tal como dice, el resultado es “la vida del lápiz vista de manera súbita”.

Así que encontramos expuesto, cómo si se tratara de un cadáver diseccionado, la fina piel retorcida de lo que había sido un lápiz. Y de esta forma hace que cambie su forma, su color y nuestra percepción alrededor de este objeto.

En estos pequeños clips de vídeos podemos ver cómo trabaja, son muy recomendables porque, es curioso, ver como con la minuciosidad casi de un taxidermista, separa las diferentes partes del lápiz, recoge el polvo que desprende, hace punta, recoge esta tira entera retorcida de madera, y la mete en una pequeña urna como si se tratara de un animal disecado.

También se puede ver como lleva a cabo la creación de una de sus otras composiciones, “Pencil Trails” o rastros de los lápices, donde el artista coge estos restos, y en lugar de coger el lápiz entero, coge diferentes partes de estas sobras que obtenemos al hacer punta y une las de diferentes lapizes, creando así caminos muy curvados, de diferentes colores, que se retuercen por todo el lienzo. Y si en “memorias de un lápiz” el resultado era en tres dimensiones, en este caso, en “Pencil Trails”, el resultado es bidimensional y de forma plana.

También hemos hablado de esculturas, y en el caso de las esculturas de Enrique Barro, hablamos de pequeñas composiciones trabajadas también con materiales poco habituales pero muy relacionados con su discurso del uso del lápiz. Y es que hablamos de escultura porque trabaja con el volumen y el espacio pero sus esculturas se alejan de las típicas esculturas de mármol o piedra.

Así pues, las esculturas de Enrique Barro, son pequeñas piezas, que se tienen que definir como técnica mixta porque el material que utiliza son, por ejemplo, sacapuntas para los lápices. Una pequeña composición donde después de apilar unos cuántos de diferentes formas y colores, los ha fundido, creando un pequeño tótem de colores primarios, donde otra vez vemos una descontextualitzación de un objeto cotidiano para pasar a ser un objeto artístico.

Una de sus otras esculturas, está hecha con el mismo procedimiento, pero el material que trata, en este caso, son pequeños trozos de ceras de colores, que al deshacerse foman, en este caso, una pieza mucho más abstracta, compuesta a partir de diferentes manchas de colores que se deshacen y se mezclan, pero en este caso, con volumen y en tres dimensiones.

Cómo hemos dicho, también ha trabajado pictóricamente, y el resultado son pinturas abstractas, formadas a través de formas básicas, círculos, rayas, siluetas, donde predominan los colores planos, sin mezclar, debido a, que en cierto modo, estas manchas de colores están hechas a partir de polvo de lápiz de colores.

No está pintado, sino más bien encolado o enganchado el pigmento al lienzo.

                    

Esta estructura central a base de pinceladas gruesas y negras, alrededor del cual se articulan estas manchas de colores recuerdan a composiciones de Joan Miró.

Las pintura de Enrique Barro, son también, pinturas que contienen este estilo naïf, muy contenidas, menos agresivas que sus esculturas, pero dónde también se ve, y se percibe esta manera de trabajar , que esconde muchas horas de trabajo para conseguir el material, una elaboración muy minuciosa con resultados muy delicados.

Destacar también una serie titulada “Círculos”, en el que a partir de la acumulación de puntas de lápices ha hecho grandes círculos, los cuales destacan por el juego cromático que crean, hechos a partir de infinitos puntos de colores que son estas puntas. Y una textura totalmente diferentes y nueva.

De hecho para poder, ver y vivir toda esta experiencia cromática, actualmente podemos encontrar una exposición individual en la galería Miquel Alzueta de Barcelona con su trabajo.

Página web del artista: http://enriquebarro.com

Entrevista que le realizaron desde Yorokobu en setiembre de 2013: http://yorokobu.es/sacandole-punta-a-las-cosas/

Podcast del programa “Àrea Link” de Ràdio 4 de RTVE donde hablamos de este artista: http://www.rtve.es/alacarta/audios/area-link/area-link-29-dabril-2014/2536878/