Increíblemente no había publicado esta receta aún en el blog y eso que es una de esas que siempre hago de reciclaje cuando no se que hacer o no tengo ganas y miro en la nevera y encuentro cosas...Esta que os traigo se origina en la necesidad de acabar con una planta de albahaca a la que ya no le quedaban demasiadas hojas porque había utilizado la mitad para otra receta.
Veréis...aquí la albahaca la venden siempre biológica y en forma de plantita, lo cual no esta mal porque así de paso te decora la cocina pero, a medida que le vas cortando hojas, la pobre va adquiriendo un aspecto de lo más triste...Con las hojas que quedaban, como digo, preparé un pesto casero tal y como os cuento aquí. Este iba a ser el condimento de la ensalada que he preparado con un resto de pasta, un par de tomates de esos que se te quedan al final del cajón de las verduras y medio sobre de queso feta que me había olvidado en el cajón de los quesos. ¡Una cena sencilla pero muy rica!
Ingredientes: 200 g pasta (en mi caso fusilli de colores); 2 tomates; 100 g queso feta; salsa pesto.
Preparación: Cocer la pasta según indicaciones del envase. Escurrir bien y colocar en la ensaladera.
Cortar los tomates y el queso feta en dados y añadir a la pasta. Salpimentar al gusto. Añadir el pesto y mezclar bien. Poner en la nevera a enfriar durante 1 hora. Servir. Es un plato completo que incorpora carbohidratos, proteínas y grasas así que ¿que más queréis?
¡Espero que te guste amiga!