Por suerte poco a poco va llegando la primavera a Praga. Después de unos primeros días de abril muy fríos, con nieve, lluvia y viento, parece que los días de sol han llegado para quedarse y las temperaturas empiezan a subir. Obviamente no se puede comparar con el tiempo de Barcelona pero cada día noto como el verano va acercándose más y más.
Y con el buen tiempo llega el tiempo de las ensaladas. A mí me gusta comerlas durante todo el año pero es verdad que cuando hace bueno apetecen mucho más. Lo mejor de las ensaladas es que podemos ponerle lo que más nos guste y no hacerlas siempre a base de lechuga. Las más típicas son las de pasta o arroz pero podemos usar la base que más nos guste e innovar en cada intento.
Para la receta de hoy he usado quínoa. Desde enero que no comía quínoa porqué al estar en Praga me era muy difícil encontrarla y además es más cara que en Barcelona, por lo que me esperé a que viniera mi familia de visita y me trajera un poco
La quínoa es un pseudocereal originario de los Andes que destaca por sus grandes propiedades medicinales. Contiene más proteínas que cualquier otro cereal, es rico en hidratos de carbono y fibra, no contiene gluten y es una de las plantas con mayor contenido en omega3. El único problema de la quínoa es que es más cara que otros cereales y a veces cuesta de encontrar en los supermercados convencionales. Pero si buscáis un poco y la compráis seguro que no os vais a arrepentir.
Ingredientes:
- 1 taza de quínoa
- 3 tazas de agua
- 1/2 aguacate
- 2 tomates
- 1 pepino
Instrucciones:
Ponemos el agua a hervir.
Lavamos la quínoa bajo un chorro de agua para limpiar las impurezas y después colamos la quínoa.
Añadimos la quínoa al agua hirviendo y cocemos a fuego lento durante 10-15 minutos.
Mientras se hace la quínoa cortamos el aguacate, los tomates y el pepino a trozos pequeños. Cuando la quínoa está lista lo mezclamos todo y listo.
Como veis es una receta muy sencilla pero a la vez buena y nutritiva. Espero que os guste.